Varios cientos de personas apoyaron ayer con aplausos y gritos de "vivas" a los reyes y los príncipes durante el acto central del Día de las Fuerzas Armadas de homenaje a los caídos, que supone la despedida del rey como jefe supremo de los ejércitos.

La jornada comenzó con la llegada puntual de la Familia Real a la plaza de la Lealtad para presidir un acto que este año retomaba un desfile y el vuelo de la patrulla Águila. Don Juan Carlos, apoyándose de un bastón y vestido con el uniforme del Ejército de Tierra que le acredita como máximo responsable de las Fuerzas Armadas, llegó a la plaza junto a doña Sofía, con un vestido color lavanda.

También llegaron los príncipes de Asturias. Don Felipe, con uniforme de capitán de fragata de la Armada, y doña Letizia con un traje de chaqueta color crema. A partir de ese momento se empezaron a escuchar aplausos y gritos de "viva" el Rey y "viva la Monarquía", que no dejaron de oírse a lo largo de los 20 minutos de duración de la ceremonia. También se escucharon "vivas" a doña Sofía y a los Príncipes. Se trataba de la primera vez en la que comparecen juntos los reyes y los príncipes en una acto institucional tras el anuncio de abdicación del rey.

También fue el último acto principal del Día de las Fuerzas Armadas que preside don Juan Carlos, ya que cuando se sancione la abdicación, don Felipe reemplazará a su padre como capitán general de los ejércitos. El ministro de Defensa declaró antes de iniciarse el acto que el relevo al mando de los ejércitos del Rey se hará "con toda naturalidad", sin ninguna ceremonia especial.

Entre el son de "La muerte no es el final" y con las autoridades en pie, se realizó la ofrenda floral, con la colocación de una corona ante la llama permanente que arde en memoria de los fallecidos. En ese momento sonaron las salvas de rigor y la patrulla acrobática del Ejército del Aire realizó una pasada dejando los colores de la bandera dibujados en el cielo. El acto se cerró con el desfile de un batallón de unos 500 efectivos.

Entre gritos de apoyo, los Reyes abandonaron la plaza de la Lealtad para dirigirse al Palacio Real, donde ofrecieron una recepción a autoridades civiles y militares. Don Juan Carlos se mostró relajado y sonriente mientras saludaba a los 180 invitados, al igual que doña Sofía y los futuros reyes.