El hasta ahora presidente de ERC, Joan Puigcercós, ha dicho hoy que la apuesta que hizo el partido por el segundo gobierno tripartito en Cataluña disgustó a muchos votantes y que hubo actitudes de "acomodamiento" en los cargos, pero su "número dos", Joan Ridao, sólo ha reconocido errores de "ejecución".

Puigcercós y Ridao han hecho balance de su gestión al frente de la dirección del partido en los últimos años en sendas intervenciones iniciales ante los 2.200 militantes que asisten al 26 Congreso de ERC que se celebra en el Auditorio de Girona.

Ambos dirigentes han admitido errores antes de abandonar sus respectivas responsabilidades como presidente y secretario general y ser sustituidos por la nueva dirección liderada por Oriol Junqueras.

Pero mientras que Puigcercós ha reconocido que la apuesta que hizo ERC por el segundo tripartito disgustó y fue rechazada por una gran parte de sus votantes, Ridao ha reafirmado su validez y tan sólo ha reconocido "errores de ejecución".

Según Puigcercós, explicar la obra de gobierno pasó a ser una obra titánica, ante la necesidad permanente de tratar de justificar un pacto sobre el que la ciudadanía discrepaba, y ha hecho por primera vez un reconocimiento explícito de que "no es que la gente no lo entendiera, sino que a muchas personas no les gustó".

"Es un acto de soberbia decir que los ciudadanos no lo entendían, tenemos que partir de la base de que sí que era comprendido pero que no lo aceptaban", ha afirmado.

En el ámbito interno, Puigcercós ha lamentado que no fuera capaz de "retener" a los sectores críticos que ya cuestionaban decisiones como la de formar parte del tripartito, pero también ha atribuido a sus integrantes actitudes personalistas y falta de lealtad.

Ridao, por su parte, se ha referido también "a la larga y poderosa sombra de las divisiones internas", y ha advertido que dentro de ERC hay "una cultura organizativa muy interiorizada en que la minoría no respeta a la mayoría".

En un clima de unidad y de falta de tensiones, Puigcercós ha arremetido contra ciertos dirigentes o ex dirigentes que estaban dentro del gobierno y que "evidenciaron actitudes de acomodamiento y de falta de humildad" hasta el punto de que "consideraron que hacer la cumbre era llegar al gobierno cuando sólo era el campo base".

Joan Ridao, visiblemente emocionado, ha rechazado que ERC se convierta en un frente patriótico, y ha defendido la necesidad de que sea un partido moderno, socialmente de izquierdas y radicalmente democrático e independentista.

Ha insistido, no obstante, que para él, el independentismo correcto es el "gradualista", y más cuando la historia nos enseña "que los marcos legales no son inmutables, y que lo importante es contar con una amplia mayoría".

Ridao ha culpado del hundimiento electoral de ERC a varios factores y ha considerado que, al contrario de lo que ocurría hace algunos años, ahora la independencia "ya no es un horizonte insoportablemente lejano, sino que es una realidad posible", sobre todo, ha subrayado, cuando el Tribunal Constitucional "ya nos ha dicho que aquí no hay nada que encajar".