El vicepresidente del Parlamento europeo y expresidente del PP catalán, Alejo Vidal-Quadras, considera que "una catástrofe electoral de la magnitud de la sufrida por el PSOE" el domingo "provoca automáticamente en el seno del partido vapuleado una necesidad de renovación de liderazgo, pero también de ideas". Eso sí, cree que ni el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba ni la ministra de Defensa, Carme Chacón, son las personas adecuadas para esa renovación que precisa el Partido Socialista.

Según Vidal-Quadras, tanto el castellanomanchego José María Barreda como el extremeño Guillermo Fernández Vara "aciertan con su llamada a un replanteamiento total del pensamiento de izquierdas" aunque, a su juicio, "después de la etapa zapateril y sus consecuencias, habría que hablar más bien de recuperación de la lucidez".

Eso sí, insiste en que ni Rubalcaba ni Chacón "son las personas adecuadas para encabezar este trabajo de asentamiento de principios, valores y programas que el gran partido nacional de centro-izquierda demanda urgentemente", ya que ambos "han sido copartícipes directos del desastre que hoy les aflige, lo que les descalifica para la tarea de repararlo".

Por eso, el eurodiputado del PP dice que es de esperar que el equipo que a partir de ahora se encargue de poner a punto al PSOE "disponga de los conocimientos, la sensatez, la altura de miras y el patriotismo de los que ZP y sus corifeos han carecido". "Ojalá sea así en bien del conjunto de la ciudadanía. En todo caso, dispondrán como mínimo de un par de legislaturas para culminar tan indispensable y noble empresa", añade.

Vidal-Quadras carga duramente contra el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, cuya trayectoria intelectual ha sido, en su opinión, "una combinación imprevisible de progresismo de manual, ecologismo divulgativo, pacifismo tembloroso, tercermundismo anacrónico y hedonismo relativista".

A su juicio, este "magma confuso" ha conducido "a la desmembración de la Nación, la ruina de la economía, el brutal incremento del desempleo, la fragmentación del Estado, la financiación del crimen organizado con dinero público y la transformación de España en el hazmerreír de la Unión Europea". Dicho esto, cree que "hay que reconocer a Zapatero "una notable capacidad para la destrucción", por "reducir a cenizas en un periodo de tiempo tan corto" las instituciones, las empresas, el sistema educativo o la moral colectiva.