El PSOE, IU y los nacionalistas han insistido hoy en constatar la normalidad con la que ayer se estrenó en el Senado el uso de las lenguas cooficiales, una iniciativa que los grupos minoritarios quieren extender ahora al Congreso, en contra del criterio de los socialistas.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha defendido, ante el pleno del Senado, la utilización de las lenguas cooficiales en esta Cámara, porque la Constitución establece que "son todas ellas lenguas españolas".

Zapatero ha subido a la tribuna al término del debate de la reforma del Estatuto de Autonomía de Extremadura para poner el acento en que el modelo autonómico hace posible el reconocimiento de la pluralidad territorial de España.

La polémica en torno a la utilización del catalán, el euskera, el gallego y el valenciano en el Senado ha sobrevolado el escenario político, donde el PP ha seguido manteniendo sus críticas a este sistema de traducción simultánea, especialmente por el coste que supone.

Cada sesión supone unos 12.000 euros, con siete intérpretes para las cuatro lenguas cooficiales y centenares de pinganillos para la traducción simultánea.

Del desembolso económico ha hablado la responsable de las cuentas en el Gobierno, Elena Salgado, en cuya opinión el dinero "no es el factor más importante" en un asunto como el de las lenguas, que son "una riqueza de todos".

Una "riqueza" que los grupos de CiU, PNV, ERC-IU-ICV, más el BNG y NaBai, quieren ampliar hasta el Congreso y, para ello, han registrado una iniciativa que apuesta por recuperar la llamada "fórmula Marín", que permitía una breve intervención en las lenguas cooficiales al inicio del pleno.

Pero la iniciativa no cuenta por el momento con el plácet del PSOE -y previsiblemente tampoco del PP-, por lo que no tiene visos de prosperar.

Los socialistas argumentan que el Congreso no es la cámara de representación territorial, como sí lo es el Senado, en palabras de su portavoz parlamentario, José Antonio Alonso.

"En el Congreso hay que hablar la lengua común, que es el castellano", ha zanjado Alonso, quien ha loado la normalidad con la que se emplean las lenguas cooficiales en el Senado desde ayer.

No lo tiene tan claro el ex vicepresidente Alfonso Guerra, que cree que es innecesario porque "todo el mundo entiende castellano", aunque admite que, al tratarse de la cámara de representación territorial, los defensores del sistema pueden tener cierto aval.

Menos elocuente ha sido el presidente del Congreso, su compañero de filas José Bono, que ha eludido pronunciarse al respecto.

"Tengo una opinión, pero mejor que no me pronuncie sobre lo que hace una Cámara como es el Senado, que tiene todos mis respetos", se ha limitado a contestar al ser preguntado por los periodistas.

Según han coincidido en señalar Pere Macías (CiU) y Josu Erkoreka (PNV), el gasto que supone la traducción simultánea es "poco importante" en el presupuesto de la Cámara Alta.

Joan Ridao (ERC) y Gaspar Llamazares (IU), mientras tanto, han afeado al PP su "populismo" y le han reprochado su visión "unitaria" de un país plural y multilingüe.

Desde el PP -único grupo que ayer no recurrió a las lenguas cooficiales en sus intervenciones-, su secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha puesto el acento en el "tremendo disparate" de esta medida "con la que está cayendo y con los sacrificios que pide el Gobierno".

A sus críticas se ha unido la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, al opinar que "hay otras formas mejores de gastarse el dinero" y al señalar que "el sentido común fija que en instituciones comunes se hable la lengua común".

El Senado no ha sido ajeno a esta controversia, después de que el senador del PP José Antonio Monago dijera que iba a expresarse en "extremeño".

Luego, y tras los reproches que ha recibido de otros senadores, como Xosé Manuel Pérez Bouzá (BNG) o Carles Bonet (Entesa), Monago ha pedido disculpas por si alguien se había sentido ridiculizado, pero ha insistido en que él hablaba en extremeño. "Le puede gustar más o menos, pero barato sí que es", ha apostillado.

Aprovechando su presencia en Madrid para asistir al debate estatutario, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha terciado en el asunto con una propuesta intermedia: que los senadores hablen en su lengua materna y que luego ellos mismos traduzcan lo que han dicho.