El Gobierno espera que con las medidas que ha tomado y tomará para acelerar la reducción del déficit el ajuste fiscal al que se ha comprometido con Europa "habrá culminado probablemente en 2012".

Esto supondría conseguir reducir el déficit público hasta el 3% del PIB ya ese año en lugar de en 2013, como estaba inicialmente previsto.

Así lo apuntaron fuentes del Ejecutivo tras la intervención extraordinaria en el Congreso del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien anunció medidas drásticas para agilizar la bajada del déficit público.

Se trata, admitieron desde el Gobierno, de medidas "muy duras" tras las cuales habrá "otras" y con las que se pretende, a un tiempo, impulsar el ajuste fiscal sin dejar a un lado las políticas que deben ayudar a la recuperación.

Desde el Ejecutivo se insiste en que estas actuaciones no se contradicen con lo que dijo Zapatero la semana pasada tras reunirse con el líder del PP, Mariano Rajoy, al señalar que no habría un recorte drástico de las medidas fiscales para contener más el gasto, con el objetivo de no poner en riesgo la recuperación.

Con aquellas palabras, dice el Gobierno, Zapatero defendió no quitar el impulso público a la recuperación, y quiso decir que estaba de acuerdo con el PP en el objetivo, pero no en el procedimiento.

Entre las actuaciones anunciadas hoy por el presidente está la de reducir el sueldo de los empleados públicos, una medida que rompe con el acuerdo alcanzado en septiembre del año pasado entre Gobierno y sindicatos.

Los representantes sindicales de la función pública ya han sido informados esta mañana por la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, según las citadas fuentes, que no quisieron comentar los pormenores de esta comunicación.

Otras fuentes del Gobierno admitieron que la situación ha cambiado desde la firma del acuerdo con la función pública, y recordaron que dicho compromiso cuenta con una cláusula que permite su revisión en caso de que la situación económica lo requiera, y así ha ocurrido en las últimas dos semanas con los ataques especulativos de los mercados y el inicio de la recuperación económica.

Por otro lado, el Ejecutivo no quiere entrar en especulaciones sobre la posibilidad de que las centrales sindicales convoquen una huelga general ante los recortes salariales y de prestaciones sociales, aunque admiten la impopularidad de estas medidas.

En cualquier caso, el Gobierno insiste en que las bajadas salariales entre los trabajadores de la Administración, que deben aplicarse también para los empleados del sector público, serán progresivas y probablemente no se tocará el sueldo de los niveles retributivos más bajos.

Por otra parte se defiende la supresión del cheque-bebé, una de las medidas "estrella" del Gobierno de Zapatero que se aprobó, recuerdan fuentes del Ejecutivo, en un momento en el que se quería impulsar el aumento de la población y había un elevado superávit fiscal.

En cuanto al recorte de las inversiones, se insiste en que no afectará a actuaciones como las ayudas al sector del automóvil.

Los mercados, recuerda el Gobierno, reaccionan cuando los países no consiguen la consolidación fiscal, pero no ante medidas como las que se están aplicando para el sector de la automoción.