Hay un punto, en una bifurcación hacia la izquierda después de haber pasado un camino estrecho y una subida muy pronunciada, que aparece de pronto como una plaza pública en mitad de la vegetación. Son cientos de metros cuadrados de superficie terrosa, desprovista casi por completo de plantas o arbustos, resultado de la erosión de años de 4x4 y motocross. El anterior es uno de los ejemplos más sangrantes de las heridas ocasionadas por los deportes de motor en la zona de El Púlpito, apéndice de la más popular Mesa Mota, a la que se encuentra unida formando un todo que se convierte en una atalaya privilegiada de buena parte de La Laguna.

Superado ese enorme vacío vegetal, y después de continuar por un camino en bajada con hoyos e irregularidades, hay un giro a la derecha. Empieza entonces un tramo con árboles a los lados (casi siempre presidido por un charco). Y todo cambia: en el margen izquierdo surge un paisaje completamente contrapuesto. Es el sendero de la Mesa Mota, en cuyo inicio un cartel avisa: "Estamos trabajando en la recuperación de los valores naturales y paisajísticos de la Mesa Mota; solicitamos tu colaboración para que no se siga deteriorando y poder disfrutar de este entorno".

La primera parte de esas labores finalizó el pasado verano, con una inversión de 640.000 euros. Según explicaron por entonces desde el Cabildo de Tenerife, se llevó a cabo la "restauración de los terrenos afectados por las actividades deportivas". Preguntado al respecto y por las diferencias con la otra zona, el máximo responsable de la Consejería de Medio Ambiente, José Antonio Valbuena, detalló días atrás que aquella acción se desarrolló sobre suelos que son de propiedad insular, mientras que en esa especie de otro lado de la Mesa Mota que es El Púlpito hay tierras privadas y municipales, lo que complica una actuación.

¿Han barajado realizar allí una segunda fase? Valbuena señaló que ha habido conversaciones de carácter informal para analizar esa posibilidad, pero que todavía no se han sentado a abordar a fondo el asunto. "Creemos que en el resto del entorno podemos llegar a algún tipo de acuerdo con el Ayuntamiento de La Laguna para buscar fórmulas de financiación y en las que el Cabildo está dispuesto a aportar", sostuvo. "El conjunto se tiene que convertir en un parque de referencia", manifestó el político socialista, que cree que el lugar puede ser "ese parque periurbano que no tiene el casco".

Sería la solución para un problema que se acrecienta a medida que pasan los años. Porque el estado actual de El Púlpito, al que se accede a través de una subida en las inmediaciones del aeropuerto de Los Rodeos, va más allá de la descripción inicial. No es necesario ni siquiera abandonar la zona de asfalto -situada al principio- para observar una senda que se adentra en el monte ya con daños. Y una vez que comienza la tierra... todo un catálogo de anomalías en el terreno: primero, huecos profundos de ruedas y, un poco después, varios caminos generados en una misma subida. A partir de entonces empieza una pista de vegetación tupida. Esta concluye en la zona más alejada de las vías principales y, en consecuencia, menos conocida de esa meseta común que resulta de la unión con la Mesa Mota. Es en este punto donde se encuentran los mayores desperfectos del recorrido, como una superficie circular nacida a golpe de neumático.