Tal día como ayer, un 12 de diciembre, pero de 1918, falleció el doctor Manuel Olivera. Su labor médica y, sobre todo, su entrega a los demás llevaron a que el Ayuntamiento de La Laguna aprobase entonces dos acuerdos: darle su nombre a la por entonces llamada "plaza de la Antigua" y colocar una placa en su memoria. La primera decisión se cumplió de forma inmediata, mientras que la segunda, tras esperar un siglo, es una realidad desde la mañana de ayer.

La antigua casa de la familia Olivera, en la céntrica calle Herradores, acogió este miércoles el acto de descubrimiento de la pieza en recuerdo del célebre facultativo, obra de Ventura Alemán, de Esculturas Bronzo. A la cita se sumaron, entre otros representantes de la ciudad, el alcalde, José Alberto Díaz, y el cronista oficial, Eliseo Izquierdo, así como varias decenas de personas como público, en su mayoría familiares.

Manuel Olivera Carballo, portavoz de sus descendientes, glosó la figura de un hombre que ayudó a los "más pobres y necesitados", y que murió tras contagiarse de la pandemia de gripe española atendiendo a un enfermo en el barrio de Las Gavias. Nacido en 1844, se licenció en medicina y cirugía en Madrid, preparó su tesis doctoral en París y fue director del Hospital de Dolores de La Laguna. "Hoy es un día importante para la gran familia Olivera", expresó durante una intervención en la que también mostró el agradecimiento por que se haya llevado a efecto este reconocimiento.

En la misma línea, el alcalde destacó que el doctor Olivera atendió a los ciudadanos "en pie de igualdad", y añadió que Aguere es Patrimonio de la Humanidad por su planimetría, pero también por el "valor" de sus gentes.