La Laguna puso el cierre ayer a una inolvidable peregrinación por el bicentenario de la Diócesis en la que incluso el tiempo pareció firmar un pacto para contribuir al mayor esplendor. Al borde de la medianoche, la Ciudad de los Adelantados gozaba de una temperatura inesperada en una noche otoñal, lo que facilitó que en el acto central, celebrado en la plaza del Cristo, se reunieran más de 15.000 personas (según datos de la Policía Local). La solemnidad de la eucaristía de acción de gracias y la intervención de María Mérida -desde el balcón del Asilo de Ancianos- fueron dos muestras de la devoción y el fervor de una ciudad que parece hecha a la medida de la fe.

En una intervención inédita, el obispo de la Diócesis, Bernardo Álvarez, al término de la misa, detalló el agradecimiento a todas las asociaciones de vecinos que se han volcado durante esta visita, comenzando por los barrios de Santa Cruz, tales como Tío Pino, García Escámez, Los Gladiolos..., poniendo énfasis en Cuesta Piedra -hasta nombrar a la murga Los Desbocados- y ensalzando la acogida de los residentes de Santa Clara, La Multa, César Casariego, Barrio de Los Cacharros y, en particular, los actos en San Juan Dios y los dos hospitales. Atípico fue ver al prelado nivariense, con mitra y báculo, llorando de emoción mientras pedía a los participantes, como dijo en su homilía, "no abortar a Jesús, sino ser cristianos practicantes".

Todo fueron palabras de agradecimiento, incluyendo a los grupos corales que se han sumado a estos catorce días, así como a las autoridades locales. Cuando había acabado el capítulo de dar las gracias, el vicario general Antonio Pérez se acercó al ambón, donde se encontraba Álvarez, para apuntarle que se había olvidado de reconocer la labor del Ayuntamiento de La Laguna. El obispo deshizo el entuerto poniendo en valor su ayuda, y procedió a devolver el bastón de mando al alcalde, José Alberto Díaz, al que le dijo que le "va a hacer falta".

Desde la plaza del Cristo hasta Geneto -el punto en el que se produjo el cambio del trono a la urna de metacrilato-, La Laguna se entregó anoche a la "procesión magna" de la Patrona, que hoy se espera que llegue a la Villa Mariana alrededor de las 9:00 horas. Cuando salió la procesión, el dominico José Ramón se dirigió Bernardo Álvarez, detrás del paso, para decirle: "Lo siento, pero nos la llevamos ya".