El deporte, con símbolos como el equipo de fútbol, el CD Arguijón y tanto su sede como su campo, El Charcón; el tranvía -el viejo, que supuso el impulso a principios de siglo XIX, y el nuevo- que ha marcado el devenir de esta zona, populosa y popular; las fiestas en las calles, los cines, el apéndice del barrio de La Candelaria... Son ejemplos de algunos temas que tratan las imágenes donadas por los propios vecinos, de entre 1900 y 1970, y distribuidas en 40 paneles que forman la exposición sobre La Cuesta en el Espacio Multifuncional El Tranvía. Tras ampliarse el plazo, puede visitarse hasta el próximo jueves, día 25, tal y como ya han hecho hasta esta semana 2.300 personas.

Fotos individuales y de grupo, sobre lugares emblemáticos -es obligado mentar al bar La Estación, mentidero del barrio, café por la mañana y cerveza de tarde noche- o acontecimientos históricos. Personajes carismáticos de un núcleo con concepto de pueblo dotado de personalidad por las gentes -abanderadas por la humildad- que lo han habitado, llegadas desde otras islas como La Gomera o de puntos distantes de Tenerife, caso del Sur. A ambos lados de la carretera general que comunica Santa Cruz y La Laguna.

Un documento etnográfico avalado por un libro editado en paralelo, "La Cuesta. Vidas", con 230 imágenes. Por sus páginas, al igual que entre las paredes de la exposición, deambulan los espíritus "en blanco y negro".

Espíritus, sin embargo, todavía muy vivos en el acervo popular como el del que fuera concejal Lorenzo Ramos; el de Perico Vargas, barrendero y alma del fútbol, el cura Don Lucio o Miguel, el fotógrafo.

Sede de clubes históricos del fútbol tinerfeño como el Candelaria o el Unión La Paz y cuna de grandes jugadores: los hermanos Pepe y Florencio el Caña -los nombretes, siempre los nombretes, sean o no deportistas: Berto el Quemado, Raúl el Coneja, Jorge el Yanki y su moto...- o Chamorra, que probó en el Real Madrid.

Bailes, desfiles, paelladas, folclore, Carnaval, juegos de mesa y populares. En definitiva, fiestas que marcaban sobre todo el verano, con las calles cerradas del barrio de La Candelaria o el Mirador de Vistabella de escenarios.

Y dos cines (qué lujo): el Cinelandia, frente a la Antigua Estación del Tranvía, y el Cine Lux, en La Candelaria. Yo iba a uno a las cuatro y a otro a las seis", apunta un paisano.

En definitiva, vida e historia. En buena medida de una sociedad que ya no existe, pero que ha quedado en el recuerdo y en las imágenes del blanco y negro. La memoria de La Cuesta.