La Virgen de Candelaria no visitará la prisión Tenerife II. Ese acto en El Rosario era la "sorpresa" a la que desde el Obispado se habían referido -sin desvelarla- cuando daban cuenta del programa de la peregrinación de la Morenita. Se trataba de una iniciativa compleja y que, al final, ha encallado. El motivo: una de las fechas -el 24 de octubre- de la huelga general en las cárceles españolas coincide con la ceremonia que estaba prevista. Todo ello después de meses de trabajo con la máxima discreción y sigilo.

Para hilvanar lo ocurrido hay que retrotraerse al inicio. Fue en la misa del Domingo de Pascua de 2017 cuando el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, puso fecha a la visita de la Virgen de Candelaria a Santa Cruz y La Laguna. Y comenzaron las labores organizativas. Ya en septiembre, Álvarez telefoneó al entonces subdelegado del gobierno, Guillermo Díaz Guerra (PP), para comunicarle la visita y pedirle cita para comenzar con los preparativos de seguridad. Hasta ahí, lo más que se sabía de la peregrinación es que se desarrollaría del 12 al 27 de octubre de 2018. La propuesta en torno al centro penitenciario llegó en el primer trimestre de este año. En una de las reuniones de trabajo, la comisión planteó por primera vez la posibilidad de trasladar a la Virgen de Candelaria a la prisión, una idea celebrada por los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria.

En la presentación del cartel y del programa de actos -el 25 de enero-, el prelado nivariense anunció una "sorpresa" dentro de la peregrinación por el bicentenario de la Diócesis. Según fuentes de la Junta de Hermandades de La Laguna, en esa ocasión hasta hubo una frase que permitía deducir que se trataba de Tenerife II. Pero aquello no pasó a mayores. Al parecer se habían hecho las consultas a la Dirección de Instituciones Penitenciarias y esta estableció sus condiciones: que no existiera una concentración en el exterior de familiares de reclusos y que se evitara la masificación. Había otra, la más complicada: que no se hiciese público. Por eso los organizadores se refirieron en varias ocasiones al acto con un subterfugio lingüístico: "Sorpresa".

En la escaleta oficial de la visita esa mañana estaba reservada para "laudes, celebración de la eucaristía, rezo del Ángelus y de nuevo misa". Nada que ver con el trajín del resto de días. Estaba previsto que saliera de la Catedral a la 6:00 horas del 24 de octubre y que estuviera en Tenerife II hasta las 15:00, cuando regresaría al templo. El trayecto sería en la cápsula, sin procesión, y hasta se descartó que fuera tapada mientras era trasladada por la avenida Trinidad, el Padre Anchieta y la carretera de La Esperanza. La política informativa de ese día preocupaba a los gestores insulares, que ya se imaginaban a las radios llamando para confirmar lo que los conductores advertirían: "La Virgen, por la avenida de la Trinidad".

El pasado jueves, la llamada del delegado episcopal para la visita al consejero insular de Seguridad puso fin a la iniciativa sin dar explicaciones. Lo ratificó un correo remitido el viernes a los ayuntamientos implicados en la peregrinación: "El Obispado comunicó al Cabildo Insular de Tenerife la suspensión del acto de visita de la imagen de la Virgen de Candelaria al centro penitenciario Tenerife II, programado para el miércoles 24 de octubre".

Precisamente ayer, en el ayuntamiento de Santa Cruz, comparecía el nuevo subdelegado del Gobierno, el socialista Javier Plata, que sustituyó en el cargo a Díaz Guerra en julio, para dar cuenta del plan de seguridad para la peregrinación a la capital. La pregunta estaba clara: ¿por qué se suspendió la visita a la prisión? El subdelegado aseguró desconocer el tema y que nunca oyó hablar de ello.

Anoche, EL DÍA tuvo conocimiento de que los sindicatos ACAIP, CCOO, CSIF, CIG y UGT Prisiones han convocado una huelga nacional en las cárceles. Puestos en contacto con el representante del CSIF, este explicó que "el miércoles 24 es la primera de las seis huelgas nacionales. Los días se eligen sin mirar las peculiaridades de cada centro", precisó. A la pregunta de si había posibilidad de suspender el paro para facilitar la visita, se limitó a responder con un lacónico "lo siento".