El Cristo de La Laguna regresó en la tarde de ayer a su Santuario después de algo más de ocho meses fuera de él. La primera fase de las obras de rehabilitación del recinto había obligado a su traslado el pasado 1 de julio a la iglesia del Hospital de Dolores, en la calle San Agustín. El retorno de este viernes dejó patente una vez más que Aguere sigue viviendo determinadas citas religiosas de una forma especial: mucha gente a la salida del Crucificado Moreno y más aún en el acto institucional previo a la reapertura.

En el atrio del Real Santuario estuvieron presentes numerosas autoridades locales, entre las que se encontraban los presidentes del Gobierno de Canarias y del Cabildo de Tenerife, Fernando Clavijo y Carlos Alonso, y el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz. Durante su intervención, Alonso hizo público su compromiso de continuar con la siguiente fase del plan director. Se trata de unos trabajos en otras estancias del conjunto, con un coste estimado de unos dos millones de euros y que podrían empezar este año.

Unos gritos espontáneos de "¡Viva el Cristo de La Laguna!", la bendición de la Puerta Santa y el inicio del Año Jubilar (en conmemoración de los cinco siglos de la presencia de la imagen en la ciudad), y la apertura de las puertas del templo fueron la antesala de una avalancha de fieles que trataban de hacerse un hueco en la remozada instalación, así como de la celebración religiosa posterior, oficiada por el obispo.

Antes de todo eso, por la mañana, tuvo lugar una visita para medios de comunicación. El esclavo mayor, Francisco Doblas; el rector del Santuario, Daniel Padilla, y el arquitecto Alejandro Beautell dieron cuenta de los trabajos realizados en los últimos meses. De ellos ha resultado un templo con mejores medidas de seguridad y más luminoso. Las acciones se han centrado en el sistema eléctrico, las cubiertas, aspectos estructurales, el cambio de pavimento, las luces, el bajocoro, la megafonía...

Además, el zócalo de madera que recorría las paredes del recinto ha sido sustituido por unas losas bajas de piedra, se ha procedido a la retirada de unos confesionarios que ocupaban la parte trasera y han sido suprimidas las pinturas en tonos intensos que ocupaban las paredes de un pequeño cuarto anexo que alberga los dispositivos de velas eléctricas para donativos. Por su parte, el retablo del Cristo está en la primera fase de su restauración. Según expuso el esclavo mayor, esta será de cuatro meses, a la que le seguirá otra de otros cuatro o cinco. El objetivo, aunque incierto, es que esté finalizado para las fiestas de septiembre.