El último capítulo de la conocida como Casa de los Maestros, en Tejina, comenzará el próximo lunes, cuando está previsto que arranquen las obras para su demolición. La previsión es que el 8 de enero se coloque la señalización con la prohibición de estacionamiento -a partir de las 7:00 horas del día 9- en la calle Tomás González Rivero. Eso llevará también aparejado el traslado de la parada de guaguas y la consiguiente retirada de la marquesina.

Desde el Ayuntamiento de La Laguna señalaron que desde el martes 9 hasta el domingo 21 se podrá circular por la vía, pero no así aparcar. Por su parte, del lunes 22 al viernes 26 se procederá al cierre de la calle al tráfico para el derribo del recinto. Las entradas y alteraciones a los garajes de la zona, añadieron, serán comunicadas a medida que los trabajos vayan avanzando.

La actuación, promovida por el área de Obras e Infraestructuras, llega después de que la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de La Laguna aprobase en noviembre la "excepcionalidad del cierre" del calendario presupuestario de 2017 para la demolición. Según recoge el documento acordado, el objetivo era que se pudiese llevar a cabo el expediente relativo al contrato menor de obra.

Fuentes oficiales del consistorio indicaron entonces que entre los usos posibles para el espacio se barajan varias opciones, como es el caso de la creación de una plaza. Hasta ahora, la posibilidad que se había planteado era de la habilitar un aparcamiento en superficie. En mayo de 2012, el por entonces concejal de Urbanismo, Juan Manuel Bethencourt, detalló que el nuevo Plan General de Ordenación (PGO) permitiría en la parcela los fines comerciales y dotacionales, y manifestó que la falta de estacionamiento es un "problema histórico que repercute en la falta de competitividad de los comercios de Tejina".

Esa es solo la etapa contemporánea de una construcción con bastante más historia. Y es que a ese último paso citado que se produjo en 2012 se llegó un año después de conseguir el desahucio del último inquilino del inmueble, que fue construido en los años 70 del siglo pasado y donde vivieron profesores del colegio San Bartolomé, especialmente aquellos que no tenían casa en la zona por proceder de otros lugares.