En el número 23 de la calle Anchieta, en una cámara ignífuga y de techo abovedado, reposan legajos parroquiales y comunicaciones antiguas del Obispado de Tenerife. El pasado diocesano se almacena en estanterías móviles que, a su vez, guardan archivadores con hojas amarillentas. Son estas las que cada lunes y jueves atraen a aficionados a la historia y a investigadores de este campo dispuestos a dejarse la vista sobre los textos en un trabajo paciente.

El Archivo Histórico Diocesano, que es como se llama la instalación, fue el objeto central de la conferencia impartida el pasado jueves en la Económica, en el marco de las XIV Jornadas Cofrades de la hermandad de La Salle, por su director, Miguel Ángel Navarro, que presentó este fondo lagunero como un recinto con documentos que muestran no solo la historia de la Iglesia, sino también de la sociedad en general.

Inaugurado en 1993 y sucesor del Archivo de la Curia, se pueden encontrar allí los materiales generados por los departamentos episcopales, los fondos de la mayoría de templos de Tenerife y La Gomera, la correspondencia de distintos prelados... Todo ello con un mínimo de un siglo de antigüedad, en cumplimiento con las directrices establecidas por la Agencia Española de Protección de Datos.

Cuatro técnicos en archivística y un grupo de colaboradores son los que trabajan para el mantenimiento del espacio -actualmente se afanan en la renovación de las cajas tras un problema ocurrido el pasado verano con el climatizador-, mientras que un promedio de 100 personas acuden cada mes entre investigadores y particulares. De los segundos, precisa Navarro, destacan los que llegan llamados por el auge que está viviendo la genealogía.

Mención aparte merece lo que sucedió años atrás con numerosos descendientes de canarios en Cuba. Por entonces, el Obispado se vio desbordado con hasta 1.000 peticiones mensuales intentando lograr partidas de bautismo de ancestros para conseguir la doble nacionalidad y poder salir del país. El ritmo de solicitudes fue aminorando -"a Dios gracias", apostilla el director-, aunque todavía siguen llegando algunas y aquello obligó a diseñar un sistema de búsqueda fácil.

A una pregunta desde el público durante la ponencia, Miguel Ángel Navarro admitió que en algunas ocasiones se ha encontrado con sacerdotes reacios a dar vía libre a que el archivo de las parroquias sea trasladado a este edificio del casco. Según añadió, su reacción ha sido la de evitar el conflicto para no generar una "alarma social" en los pueblos. Pese a ello, "poco a poco" se ha podido ir concentrando estos materiales que después los investigadores escrutan, relacionan, contextualizan y, finalmente, utilizan para poder reconstruir capítulos desconocidos de la historia local.