Aprieta el puño y guarda silencio unos segundos. "Murieron todos menos yo, que escapé", sentencia después, algo agitado y sin pasar a la foto siguiente de su colección, parado en aquella, como si por un instante hubiese retrocedido a sus días en el ejército. Tenía 18 años y la madera fue la que lo salvó. Cuando el ataque, él estaba realizando trabajos con el mismo material que más tarde le dio de comer hasta jubilarse.

Francisco Castellano, don Paco, nacido en 1917, es centenario desde el pasado 15 de enero. Ha sido vecino de Taco a lo largo de unos 60 años, aunque en su biografía también figura Santa Cruz. Lo relata con la memoria intacta y también con pasión: "Soy de Los Llanos. Creo que ya quedan pocos como yo. Era un barrio salvaje, de ese Santa Cruz. Yo nací en la calle La Villa, en la plaza de Añaza; eso ha desaparecido todo".

Su padre era pescador y su madre intercambiaba parte de lo capturado por verdura. Y es que en la vieja ciudad incluso los desvelos infantiles pasaban por el mar. "Nos decían que Cabeza de Perro era un criminal que tiraba a los niños al agua", rememora sobre uno de los recursos de los mayores para evitar que los chiquillos de aquel tiempo estuviesen por ahí solos, en una versión local del más moderno hombre del saco.

Él fue uno de los que apostaron por otro camino laboral: la carpintería. Gallineros, bernegales, loseros, mesas, destiladeras, alacenas... "¡Cogían turno!", exclama con orgullo sobre los encargos que se le acumulaban. Compró entonces, ya en la década de los 50, un terreno en la calle Los Guanches, en Taco, donde hoy se levanta su casa. Fueron 3.000 pesetas pagadas de 20 en 20 duros.

No tuvo hijos, pero sí crió a dos sobrinos. Una es Marta, que actualmente tiene 71 años y que reside con él. "La vida mía es la televisión; veo a todo el mundo por aquí", indica don Paco sobre su día a día, después de que tiempo atrás una inoportuna caída le generase cierto miedo a caminar fuera de su domicilio. Aunque contrasta: "He visitado muchos sitios por pensionista; estuve hasta en Luxemburgo. Llegué a viajar 15 días por 15.000 pesetas".

Una fiesta con vecinos, amigos y familiares, y a la que se sumó el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, fue la forma de celebrar su entrada en el siglo. "Es muy agradable", dice sobre lo que percibió en su encuentro con el político nacionalista, si bien más adelante expresa con rotundidad que su ideología va en otra dirección: "Yo soy socialista". Nunca estuvo afiliado, pero lo tiene claro. "El partido fuerte era el socialista; es el que ha arreglado España y puso las pensiones", manifiesta.

Castellano tampoco duda cuando se le pregunta por su etapa más feliz. "En Los Llanos", zanja, a pesar de lo poco que tenían. Por entonces la vida era "distinta", "mas humana"; el mar se adentraba por donde hoy está la plaza de España, mientras que el campo empezaba en el puente Zurita, y donde todo estaba a unos precios cuya diferencia con el presente no deja de sorprenderle. "Unas potas cuestan ahora 18 euros... ¡Antes solo había que pagar una peseta!", ejemplifica volviendo otra vez a la pesca. Es esa una de las últimas reflexiones que realiza en una conversación tras la que este tacuense centenario se despide del fotógrafo y del periodistas con un deseo amable: "¡Que tengan tanta vida como he tenido yo!".