La asociación de vecinos Idafe y otros colectivos de Valle de Guerra han puesto en marcha un "frente común" para que el nuevo Plan General de Ordenación (PGO) de La Laguna permita que la zona "se desarrolle". En esos términos se expresan los portavoces de este sector, que nace contra el posicionamiento crítico de las plataformas que apuestan por cambios sustanciales del documento en este enclave del Nordeste.

"El espíritu nuestro no es el de enfrentarnos a nadie; lo que queremos decir es que hay otra opinión", señala Gregorio Rodríguez, uno de los líderes del colectivo y vocal del Comité local de Coalición Canaria en La Laguna (aunque remarca que su participación en este proyecto va al margen de su afiliación política). Junto a él, y al menos en la cita con este periódico, también representaron esta postura el presidente de Idafe, Badayco Rodríguez; Julio Rodríguez, Salvador García y Luis García, en todos los casos, indicaron, muy vinculados al asociacionismo del Valle.

Siempre según el relato que realizan, el PGO recogía aspectos positivos para el pueblo y llegó un "grupo de personas reducido" que se presentó en el ayuntamiento diciendo que iban en nombre de Valle de Guerra. "Se arrogan la representatividad y quieren que la zona se quede como está", plantea Luis García, antes de hacer referencia a los debates que se han desarrollado hasta ahora.

Y es que el germen de la propuesta que defienden es el grupo de opinión que se ha venido reuniendo en la asociación Idafe, cuyo presidente sostiene que ha acogido hasta a "80 o 90" participantes, a lo que agrega que el objetivo que los mueve es que el Plan General perjudique "lo menos posible" a los vecinos.

"Lo que hay en el fondo es una cuestión política", manifiestan desde este frente común en cuanto las tesis mantenidas por las plataformas críticas con el documento, sobre las que, dicen, "muchos" de sus miembros no son del pueblo y han ido a protestar "a toque de pito".

Además de defender el PGO en su conjunto, uno de los argumentos más llamativos de su discurso es la relativización de los efectos que tendrán las unidades de actuación sobre los propietarios de suelo rústico, en las que no ven la amenaza que apuntan las plataformas. No obstante, sí admiten que en las actuales circunstancias ninguno de ellos ve sus propiedades negativamente afectadas.

Todo ello ha tomado forma de una propuesta -bajo la denominación "Valle de Guerra siglo XXI"- que registraron el pasado mayo en Urbanismo, y a través de la que piden una amplia batería de medidas. Entre otras muchas solicitudes apuestan por determinar una parcela para la ubicación de un área de actividades económicas y de servicios entre la subida de La Herreña y el camino de Moya, planificar una trama de calles interiores, o crear un núcleo social y económico que sirva para conformar un centro urbano, en un texto en el que ponen de relieve que tienen un "buen conocimiento" de esta área.