El obispo de Gran Canaria, Francisco Cases, y el de Tenerife, Bernardo Álvarez, explicaron que están "más que contentos" por haber saludado al papa Francisco y por la misa que el pontífice celebra hoy en honor del santo canario José de Anchieta.

"Mas que contentos. Contentos es poco. Para nosotros la audiencia con el papa fue una alegría y un gran impacto y hoy celebraremos la misa por Anchieta con Francisco y esto nos dará mucha alegría a nosotros y a la gente", explicó el obispo de Gran Canaria.

Para el obispo tinerfeño, la canonización de Anchieta es "un gozo" porque "es algo que deseaba Canarias desde hace tiempo".

"Estamos muy satisfechos y nos uniremos a la misa de acción de gracias con el resto de representantes de Brasil para honrar al santo", agregó Álvarez.

El obispo Cases explicó que en la ceremonia se "dará gracias a Dios porque se reconoce el trabajo que ha hecho José de Anchieta como evangelizador de Brasil" y recordó que en la misa habrá también obispos brasileños con los que se sentirán "muy hermanados".

El papa Francisco oficiará hoy una misa del santo canario (1534-1597), jesuita, fundador de Sao Paulo y también llamado el "apóstol de Brasil", en la iglesia de San Ignacio de Loyola, en Roma.

A la misa además de una amplia delegación brasileña, han llegado desde Canarias unas 90 personas entre autoridades, sacerdotes y fieles.

Los obispos se llevan de esta experiencia en Roma sobre todo el "sabor agradable" del saludo del papa Francisco durante la audiencia de este miércoles en el que pudieron intercambiar algunas palabras y el pontífice envió una bendición a los jóvenes canarios.

"Le anuncié que el domingo estaría en Canarias en un encuentro diocesano con los jóvenes y por ello me perdería la canonización y le dije que llevaría una bendición suya para ellos, pero no lo comenté de dónde era por lo que el me preguntó: ¿De dónde vienes?", explicó divertido el obispo Cases.

Y al contestarle que de las islas Canarias, agregó el obispo, "el papa exclamó: ÑQué lindas las Canarias!, pues lleve una bendición a los jóvenes".

Fue el papa Francisco quien el pasado 3 de abril firmó el decreto para subir a los altares a Anchieta gracias a la llamada "canonización equivalente", es decir, sin necesidad de milagros y por el reconocimiento del fervor popular.

Pero el obispo Cases matiza que no se debe pensar que "por ser jesuita" como el papa Francisco, su canonización tuvo un carril preferencial.

"Se ha tratado del reconocimiento de una gran labor de un hombre polifacético", subrayó Cases, que destacó cómo el santo " abrió posibilidades para humanizar la vida diaria de los indios de Brasil" pero también su carácter "reconciliador".

Para el obispo de la diócesis de Tenerife, del santo José de Anchieta hay que destacar su fe, que "hizo que se sacrificase" por los indígenas.

"En una carta a sus compañeros les dijo que para ser jesuita en esa tierra había que ser santo porque de lo contrario es imposible sobrevivir", relató Álvarez.

Anchieta fue, agregó el obispo tinerfeño, "un hombre admirado por su fe y su espíritu cristiano, entrega a los demás, sacrificio, pero también por su amplia cultura".