Nunca antes un escalón había generado tal grado de polémica, ni suscitado tanta variedad de interpretaciones. Aunque, ciertamente, las actuaciones que se llevan a cabo en la plaza de la Catedral de La Laguna provocan intensos debates y encendidas discusiones, desde quienes reclaman un respeto fiel a lo heredado hasta aquellas voces que reivindican la transformación de un espacio "vivo" que, sin perder el respeto a las señas de identidad, debe evolucionar con los tiempos.

En su momento, el centro de la controversia se centró en si debían mantenerse o no los patos y su estanque pero, superado este capítulo y una vez reabierta al culto la iglesia de Los Remedios, el eje de la crítica se traslada a los elementos del ornato público, con especial atención en el escalón perimetral basáltico de la plaza.

Tal y como reconoce el concejal de Obras, Jonathan Domínguez, este elemento se ha mantenido, "a excepción de los nueve metros que coinciden con la puerta frontal de la Catedral". Se trata, explica, de una alteración concebida con "carácter provisional", que se realizó aprovechando la celebración de la Semana Santa y "en atención a las personas discapacitadas y con movilidad reducida", en la idea de facilitarles el mejor acceso posible al templo.

A propósito, el miembro del equipo de Gobierno precisa que distintos grupos sociales y colectivos vecinales habían elogiado la decisión y que el propio Plan Especial del Casco, en su artículo 167, prescribe que todos los proyectos públicos y privados deberán poner especial atención en facilitar la accesibilidad y en la supresión de las barreras arquitectónicas.

El caso es que esta modificación al proyecto de reforma provocó la respuesta inmediata de Juan Miguel Mena, concejal de Sí Se Puede, quien presentó una denuncia administrativa contra el Ayuntamiento al considerar irregular esta variación, sin que mediara consulta con el resto de grupos políticos de la Corporación municipal ni con los vecinos.

A juicio de Jonathan Domínguez, el edil de la oposición "sólo busca la polémica", sin otro sentido que el de "politizar" un asunto que despierta gran sensibilidad.

La conclusión resulta evidente. Los técnicos municipales, asesorados por los servicios jurídicos, han presentado una propuesta a la consideración de la Comisión Insular de Patrimonio, dependiente del Cabildo de Tenerife, en el sentido de dar carta de naturaleza a esa modificación provisional y acometer el rebaje del nivel del escalón desde el punto bajo de la calle Juan de Vera, frente a la fachada del templo.

Jonathan Domínguez sostiene que existe "buena disposición" por parte de los miembros de esa comisión -que en su día se pronunció contraria a la modificación propuesta por el Ayuntamiento, aunque no de forma unánime- y que se está definiendo la fórmula más adecuada para la evacuación de aguas pluviales, uno de los puntos básicos de la intervención.

El argumento fundamental y el "caballo de batalla" descansa en crear "una plaza accesible", con los mismo criterios y principios que se aplicaron en la actuación que el Cabildo desarrolló en la iglesia de La Concepción y su entorno, un Bien de Interés Cultural (BIC).

Desde el Ayuntamiento de La Laguna entienden que se está procediendo a una "actuación exquisita" por parte de los técnicos municipales, numerando cada una de las losas chasneras para reubicarlas en su emplazamiento original, así como identificando la ubicación de los pretiles y bancos, "manteniendo un máximo respeto con la traza original de la plaza".

En este sentido se ha instalado un pretil de basalto reciclado que sustituye al anterior de cemento en los jardines de la plaza.

Los bancos, completamente restaurados, se están colocado en su ubicación original, mientras el pretil de piedra que delimita el espacio de la plaza, también remozado, conserva el escalón o cambio de rasante, tal y como indica la propuesta del Cabildo.

Además, un nuevo pavimento sustituye al asfalto en el ámbito que antes ocupaba la calle Juan De Vera, mientras en el área de la plaza figura la losa chasnera original después de su restauración, numerada y recolocada en cuadricular.

Y se mantiene el vaso del estanque, por tratarse de un elemento de agua de singular valor, pero sin la presencia de los patos. Ahora, la polémica sube un peldaño.