El discurrir en la vida del Ayuntamiento de La Laguna será hoy como otro cualquiera, pero en los archivos está registrado un acuerdo que los políticos no han tenido en cuenta, aunque sí este periódico, que no ha pasado por alto que hoy se cumplan 100 años de la creación de las denominadas Juntas Municipales.

Tal día como hoy, a las 16:15 horas, en el consistorio hubo una reunión presidida por el alcalde, José Suárez González, y a la que asistieron los concejales Arturo Vergara, Joaquín Arocha, Fernando Ascanio, Tomás Morales, Rafael Tabares y Antonio García.

El punto más relevante fue la constitución de las Juntas Municipales, para lo que el Ayuntamiento de La Laguna, teniendo en cuenta que siete era la tercera parte del número total de los concejales, acordó dividir la población y sus diferentes pagos en el citado número de secciones.

Los nombres que se le dieron fueron Ayuntamiento, Escuela Normal, Instituto, Antigua, San Benito, San Francisco y San Cristóbal.

El siguiente paso dado por los representantes municipales fue agrupar a cada una de las mencionadas secciones por calles y barrios, con los contribuyentes más cercanos, y, según disponía la regla tercera del artículo 66 de la reglamentación municipal, dividir la ciudad en las siguientes zona: primera, La Cuesta y Los Valles; segunda, Las Mercedes y Las Montañas; tercera, Tejina; cuarta, Guamasa y El Ortigal; quinta, Valle de Guerra; sexta, Bajamar y Punta del Hidalgo, y séptima, Los Genetos y Los Baldíos.

Esta división fue dada a conocer a la población por medio de edictos para que pudieran presentar las reclamaciones que consideraran oportunas.

Influencia de Madrid

El Ayuntamiento de La Laguna procedió a esta división del municipio en distritos guiado por la organización administrativa que se produjo en el siglo XX en Madrid de modernizar y descentralizar el consistorio. Los documentos aluden a que si el citado año se inició con la división que extendía la fragmentación en distritos y barrios a todo el término municipal, más tarde concluyó, hacia 1988, con la consagración del distrito como pieza básica de la descentralización.

Con la división citada, lo que pretendía el ayuntamiento lagunero era extender a todo el municipio y buscar la homogeneidad demográfica de los distritos establecidos. Los alcaldes anteriores a 1911, ya habían advertido que las alcaldías de barrio no debían ser consideradas como un cargo de lujo, ya fuera en sistema de patriarcado o de representación política, sino que exigían mucho trabajo riguroso y entrañaban una importante responsabilidad.

Los historiadores de la época aluden a que desde el punto de vista territorial, se consolidaba el trazado radial, inherente en las primeras divisiones que correspondían a las áreas de las parroquias, apoyadas en los principales caminos de salida del recinto, pasando a considerar la ciudad como un lugar que se distribuye radialmente alrededor del núcleo central del casco histórico.

También se hace constar que más tarde a la división que nos ocupa, los municipios perdieron personalidad como, por ejemplo, puede ser el caso de Tejina, que quedó sin su ayuntamiento que poseía y que motivó la reivindicación del mismo.

La división del municipio de 1911 se abandonó por una voluntad de combatir la segregación social y funcional y de hacer más eficiente la administración municipal, lo que llevó hacia finales del siglo XX a una nueva división del término municipal lagunero.

El caso de Tejina es singular porque, según lo dicho, estuvo en 1911 dentro en la zona tercera sin ningún otro núcleo poblacional.

Al perder su ayuntamiento, se dio la nota curiosa que hasta hace años aún seguía llegando documentación de Madrid dirigida al Ayuntamiento de Tejina, lo que hizo que los tejineros echaran más en falta aún su corporación.