Rafael Pino Blanco, árbitro del Leganés-Tenerife, no debió dormir tranquilo anoche. Con sus decisiones favoreció claramente a los locales, que lograron empatar a siete minutos del final gracias a un penalti más que discutible. La acción, que pudo venir precedida por una falta del delantero a Raúl Llorente antes de que éste despejara hacia la mano de Yeray, tuvo su réplica unos minutos después en el área madrileña. Pero en esa ocasión, el colegiado se inhibió. Suya fue por tanto la responsabilidad de unas tablas que, aunque fueran merecidas por los méritos de ambos, solo llegaron tras esta manifiesta injusticia.

Aclarado esto, no pueden los blanquiazules culpar solo a este mal "trencilla" del 1-1. La predisposición únicamente defensiva de la segunda mitad facilitó que se produjera el accidente. Pudo llegar en un balón colgado, que no llovieron pocos sobre los dominios de Aragoneses, o en un mal despeje o tiro desde fuera. Y no fue así. Pero es más fácil que el árbitro cometa un error en tu área cuando estás defendiendo con nueve futbolistas una ventaja tan corta. Será necesaria una buena dosis de autocrítica para que las justificadas quejas por la actuación de Pino Blanco no oculten las deficiencias del juego insular.

Defiende Álvaro Cervera que el Tenerife debe jugar para ser superior al rival sobre el césped e imponer su fútbol. Pero también que, cuando no pueda, debe tener opciones de victoria mostrándose sólido y tirando de su calidad. Fue exactamente lo que intentó hacer ayer en Butarque. A los tres minutos ya había tenido una ocasión cada equipo. Las dos por errores propios. Una cesión atrás de Yeray la terminó Robert con un disparo demasiado cruzado desde dentro del área (2''). En la siguiente acción, De la Vega devolvió el regalo y a Cristo Martín se le fue alta su vaselina.

A partir de ahí llegó el sopor. Fue espesa y hasta aburrida la primera parte, desequilibrada por una acción de calidad, que finalizó en gol Luismi Loro (22''). Fue un balón que ganó Cristo Martín en la frontal, Aridane se llevó el rechace y asistió al mediapunta para que adelantara al cuadro insular. Hasta ese momento, el partido fue una sucesión de errores que puso en entredicho el peso del centro del campo de ambas escuadras. Ros se vio algo solo, puesto que a Yeray debió afectarle el fallo inicial. Mientras, Valleros y Rai carecieron de orden para controlar el choque.

Eso sí, el último cuarto de hora fue de dominio local. Sin ocasiones, con toques que no iban a ningún sitio y algún que otro centro al área que fue metiendo a los blanquiazules (ayer de rosa fucsia) cerca de Sergio Aragoneses. Fruto de este tímido empuje, disfrutaron los pepineros de un libre indirecto dentro del área que se saldó con más susto que peligro real (43''). Después de tres minutos y medio de prolongación, algo inédito en un árbitro después de los primeros 45 minutos, los dos equipos se encaminaron hacia los vestuarios con el 0-1.

Pablo Alfaro debió insuflar energías a los suyos, que salieron con ánimos renovados y dispuestos a manejar la contienda. No se sintió incómodo el Tenerife en el nuevo escenario. De hecho, dio el paso atrás de manera consciente y sin demasiada queja. Refugiado cerca de su área, se concentró en no conceder ocasiones claras. Y lo consiguió. En el primer tramo de la reanudación, solo se recuerda una falta lejana lanzada por Carlos Martínez, que se marchó fuera, pero muy cerca del larguero (56'').

Justo cuando comenzaban a echarse en falta las llegadas visitantes a la portería contraria, Luismi Loro sacó una falta que peinó Aridane y remató Yeray al larguero (64''). El partido caminaba por el sendero que había determinado Cervera. Tocaba defender el 0-1, pero la ocasión más clara hasta ese momento había sido de su equipo. Hasta un minuto después, claro. A la salida de un córner, el balón se paseó por la línea de gol sin que un solo futbolista pepinero lograra contactar con el esférico.

Debió entender entonces el técnico blanquiazul que el peligro podía llegarle a los suyos a balón parado. Quiso entonces reforzar la parcela defensiva y fue dando entrada a Jesús Álvaro primero y Amado después. En medio entró también Guillem Martí, cuya participación resultó testimonial. La suya y la de los hombres de ataque del cuadro tinerfeño. Porque el encuentro se jugaba ya cerca de la meta de Aragoneses. Carlos Martínez, el mejor en las filas del Leganés, lanzó una falta contra la cruceta (75''). Dioni y Nico Cháfer dieron aire al bando local, que intensificó su acoso hasta que encontró el premio del empate gracias a una ayuda con la que no contaba.

Cuando Carlos Martínez convirtió el penalti, al Tenerife le dio tiempo hasta para temer por el punto. Raúl Llorente fue expulsado por protestar y el "Lega" disponía de seis minutos, además de la prolongación, para lograr el segundo gol. Pero los de Alfaro no supieron gestionar su ventaja. Solo pusieron a prueba a Aragoneses con un centro-chut de Martínez (91'') y hasta pudieron perder si el árbitro no obvia en el área local lo que sí vio en la visitante.