El Bayern, a falta de una jornada para que se inicie la pausa de invierno, es líder y que ello cambie este fin de semana es más que improbable: a los tres puntos de ventaja sobre el Borussia Dortmund y el Schalke se suma la diferencia de goles, en donde la distancia frente a sus competidores es astronómica.

El liderato del Bayern era de esperarse si se tiene en cuenta algo que puede llamarse la lógica de la Bundesliga, que muestra que los bávaros rara vez dejan de ganar la ensaladera dos temporadas seguidas.

La última que vez que eso ocurrió fue en las temporadas 1994/1995 y 1995/1996, cuando el Dortmund -con Ottmar Hitzfeld en el banquillo- se coronó campeón dos veces seguidas. Desde entonces, nadie ha vuelto a poner seriamente en peligro la hegemonía del Bayern.

Ha habido épocas, como las temporadas 1998/1999, 1999/2000 y 2000/2001, en las que la hegemonía ha sido absoluta. En otras, como en las últimas temporadas, ha habido una especie de alternancia, en la que el Bayern gana en una temporada y otro equipo gana la siguiente.

Los errores de una temporada sin títulos se examinan, se corrigen y, normalmente, eso lleva a que en la siguiente el éxito retorne. Si el año pasado los principales problemas del Bayern fueron defensivos, entonces este año tenía que concentrarse en mejorar la defensa.

Ya en el primer entrenamiento, el nuevo entrenador, Jupp Heynckes, apuntó a ello recordando que si en el ataque se ganaban partidos, era en defensa donde se ganaban los títulos.

En los primeros diez partidos de esta temporada el Bayern ha encajado 16 goles, en la pasada habían sido 17, Otro problema era el descontento de algunos jugadores con su suplencia. Heynckes lo ha resuelto en parte con una práctica permanente de la rotación.

Otra constante en la historia reciente de la Bundesliga es que los equipos que logran arrebatarle el título al Bayern en una temporada en la siguiente suelen tener una caída en picado. Eso ocurrió con el Stuttgart en 2008 y con el Wolfsburgo en 2010.

Eso es algo que tiene su razón de ser puesto que, tras un título, las expectativas crecen al igual que la motivación de los rivales y en algunos casos la carga de jugar la Liga de Campeones es un esfuerzo que suele pasar factura al rendimiento en la Bundesliga.

El Dortmund, pese a que su participación en la Liga de Campeones fue desastrosa -quedó último en el grupo- y a muchas irregularidades al comienzo de la temporada, parece estar en plan de romper esa ley.

El campeón de la temporada pasada se ha recuperado, se ha mostrado como un competidor que el Bayern tiene que tener en cuenta y el segundo lugar que ocupa es algo que lo convierte en un desafío a largo plazo para los bávaros.

En la temporada pasada, el Dortmund le ganó al Bayern los dos partidos en que se enfrentaron. Este año, también se impuso, a domicilio, en el primer enfrentamiento. "Eso muestra -comentó Oliver Kahn- que al Bayern le ha surgido un competidor a largo plazo".

El título no parece haber sido flor de un día y el joven equipo, pese a pagar por momentos tributo a su falta de experiencia, está en un proceso de maduración que obliga a observarlo con detenimiento.

El Schalke de los españoles Raúl González y José Manuel Jurado se ha convertido en el tercero en discordia y está muy lejos de los sufrimientos de la temporada pasada. Eso tiene su sentido en la medida en que en la temporada anterior, en lo que se refiere a la Bundesliga, el Schalke jugó claramente por debajo de sus posibilidades.

La sorpresa es el Borussia Mönchengladbach, que se salvó en la temporada pasada casi por milagro del descenso y este año se ha metido a pelear por los primeros puestos.