Con el paso del tiempo, Manolo Martínez ha perdido los prejuicios que le llevaron a mostrarse reacio a hablar de su desvinculación del Tenerife el pasado verano. El de Bigastro dejó la Isla agradeciendo la oportunidad que le había dado el club cuatro temporadas atrás. Lo único que quedó claro entonces es que tanto él como el club coincidían en que lo mejor era no prolongar su relación contractual. Ayer, en Radio El Día, el mediocentro, reconvertido por Oltra en central en la temporada del ascenso, se atrevió a contar los motivos que propiciaron tal acuerdo. Ante todo recalcó que nada tuvo que ver su rendimiento sobre el terreno de juego: "La reunión que tuve con Santiago Llorente fue clara. El club sabía que no quería seguir porque había un sector del público que no me apoyaba y debía ser honesto", explicó. "Tengo unos valores y cuando no se me quiere en un sitio lo mejor es coger las maletas, dar las gracias a todo el mundo e irme a otro sitio", añadió. Eso sí, él reconoce que el culpable de convertirse en el blanco de las críticas de parte de la grada fue él mismo. Con el equipo jugando en Primera por la salvación cogió "demasiada responsabilidad", admitió y fue "adelante con todas las consecuencias", tanto dentro como fuera del vestuario. "Mis compañeros pueden contar que si tuve algo que decirles lo hice a la cara", comentó. Y lo hizo con la misma contundencia con la que se empleaba en el terreno de juego. Ello, sin embargo, hizo que se marchara de la Isla "con la conciencia tranquila y la cabeza alta", convencido de que con sus errores y aciertos lo dio todo por el club. "Estuve implicado. Era el primero que llegaba a los entrenamientos y el último que me iba. Más no pude hacer. Me exigieron profesionalidad y compromiso y lo hice hasta el último día. Creo que eso está por encima de los errores que pude cometer", explicó. Es más, dejó claro que aún mantiene contacto asiduo con varios futbolistas del vestuario y con otros amigos que dejó en la Isla.

Manolo Martínez volverá el sábado a pisar el Rodríguez López como jugador del Recreativo. Lo hará con la obligación de luchar por un triunfo de su equipo, pero no ignora que si lo consigue el Tenerife podría consumar matemáticamente su descenso a Segunda B. Una circunstancia que no le gustaría vivir. "Sería demasiado duro para mí", reconoce. Sigue sintiéndose agradecido al Tenerife y no olvida que en su estancia en el club hubo un momento en que la afición blanquiazul lo convirtió en un referente. "Le deseo toda la suerte al Tenerife. Espero que esta decepción se convierta en alegría al final del próximo año".