Tenerife y Granada se ponen al día recuperando el partido de la decimoquinta jornada que quedó aplazado el pasado 5 de diciembre, por el plante de los controladores aéreos y la imposibilidad del conjunto andaluz de viajar a la Isla.

Para los locales no es un intento más de empezar a escalar puestos en la clasificación -si gana dejará de ser colista-, sino el inicio de otra etapa con Antonio Tapia como entrenador, tras la decisión de los dirigentes del club de despedir a Carlos Mandía justo después de que el Tenerife dejara escapar dos puntos en el derby.

Con tres sesiones, el técnico de Baena tratará de que cambie la dinámica de su nuevo equipo con una victoria, resultado que se le resiste al Tenerife desde el 28 de noviembre, día en el que se impuso a domicilio al Villarreal B. No le queda otra alternativa, dada la delicada situación del representativo. En el mejor de los casos, situará a los blanquiazules a cuatro puntos de la salida de la zona de descenso. Y el domingo volverán a jugar en casa, frente al Girona.

Salvo que probablemente utilizará un sistema con cuatro defensas y un enganche por detrás del delantero (Nino), de los planes del recién llegado Antonio Tapia poco se sabe, principalmente porque no ha ensayado con ningún "once" y tiene a todos sus futbolistas disponibles, con la única incógnita de Mikel, que ya se perdió el clásico por unas molestias en la espalda y ayer no pudo ejercitarse a pleno rendimiento. Además, el Tenerife realizará hoy una última práctica en el estadio, a puerta cerrada.

Enfrente, un rival que se ha consolidado como aspirante a jugar las eliminatorias de ascenso y que, de hecho, terminaría la primera vuelta en el cuarto puesto si lograra ganar en el Heliodoro Rodríguez López. Para la ocasión, Fabri recupera a tres jugadores que estaban sancionados, los titulares Dani Benítez y Siqueira y el interior Carlos Calvo, y pierde al guardameta principal, Roberto, que fue expulsado en la pasada jornada de Liga.