francia 0

españa 2

FranciaLloris; Sagna, Ciani, Escudé, Evra; Toulalan, Lassana Diarra; Ribéry (Malouda, m. 74), Gourcuff, Henry (Govou, m. 65); Anelka (Cissé, m. 77).

EspañaCasillas; Sergio Ramos, Puyol (Albiol, m. 46), Piqué, Arbeloa; Xabi Alonso (Senna, m. 64), Busquets; Silva (Güiza, m. 80), Cesc (Xavi, m. 46), Iniesta (Navas, m. 64); Villa (Torres, m. 46).

ÁrbitroCraig Thomson (ECO). Amonestó a Sergio Ramos.

Goles0-1, m. 21: Villa.

0-2, m. 46: Sergio Ramos.

IncidenciasPartido amistoso de preparación para el Mundial de Sudáfrica disputado en el Estadio de Francia de Saint-Denis ante unos 80.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del terremoto de Chile y del temporal en Francia.

España se impuso a Francia en Saint-Denis (0-2) sin meter la máxima velocidad de la que es capaz, sin necesidad de forzar en el juego de toque y trenzado que ha caracterizado a la campeona de Europa, que rompió una racha de casi 42 años sin ganar en territorio galo.

Los de Vicente del Bosque afianzaron su condición de favoritos para el Mundial de Sudáfrica en el primer ensayo del año, que también será el último antes de la serie de partidos previos al inicio de la competición africana.

Fue una victoria de prestigio más por la historia que tiene Francia, subcampeona mundial, que por su estado actual de juego, impropio de una grande del mundo.

Sin necesidad de hacer un gran partido, España se marchó con una victoria y dejó la impronta de un equipo cuajado, sobrio, tranquilo y confiando en sus armas.

Sólo necesitó de un par de hachazos para desarbolar a una Francia pobre, descosida, sin identidad ni recursos, carente de rumbo, a la deriva.

Villa y Sergio Ramos marcaron dos tantos sin que España tuviera muchas ocasiones. Fue suficiente para decirles a las 80.000 almas que abarrotaron el estadio de Francia quién es el capo del fútbol actual.

A España le habían atemorizado más las rachas previas que la propia Francia. La serie negra de partidos sin victoria en terreno galo y el recuerdo de los octavos de final del Mundial de Alemania, en el que los franceses, dirigidos por Zinedine Zidane, se deshicieron de la selección de Luis Aragonés, otorgaban a Francia el beneficio de la duda.

Por eso salieron con respeto, sin que España tuviera el balón como acostumbra, pero sin estar tampoco a merced de los franceses.

El partido parecía de guante blanco, un amistoso con dos formaciones que ni mordían ni enseñaban los dientes, que se tomaban su tiempo para tomar posesión de un frío estadio de Francia, que recibió con indiferencia a su equipo y con animadversión a su seleccionador.

El partido sin brújula tomó un ritmo claro cuando Villa abrió el marcador. Culminó una jugada que había iniciado Iniesta y dejado pasar con maestría Silva para dejar al asturiano sólo ante Lloris, que picó en su amago de cadera y se resignó a ver el cuero entrar en las mallas.

Ahí se acabó Francia. Se vieron sus vergüenzas ante una selección española que comenzó a sentirse más cómoda, que comenzó a controlar el partido.

España no tuvo que hacer mucho trabajo para abortar las embestidas francesas, casi siempre nacidas de las botas de un enrabietado Ribéry, visiblemente disconforme con su ubicación en la banda derecha, un exilio al que le forzó Domenech para mantener a Henry en la izquierda.

Pero los de Del Bosque controlaron la situación hasta esperar una nueva oportunidad, que llegó en las botas de Sergio Ramos.

Tras el descanso el partido ganó en vistosidad, animado por el carrusel de cambios al que procedió Del Bosque. España tuvo más el balón y Francia naufragó todavía más, pendiente de una grada que silbó a los suyos y acabó coreando a España, con "olés" a los pases de un equipo que renunció a meter la directa.

Los "Domenech dimisión" cobraron más protagonismo a medida que el público constaba que sus jugadores dejaban ultrajar su estadio con impotencia, sin ni siquiera acercarse al área de Casillas. España asistía relajada al naufragio, sin meter el dedo en la llaga. La salida de Torres dio un poco más de ambición a los españoles, pero sin forzar. No hacía falta. Francia se autodestruía sola.