El Hierro se prepara para acoger en los próximos meses el I Encuentro de Meteorólogos, quienes junto a expertos en Seguridad y Emergencias debatirán sobre la incidencia de los fenómenos meteorológicos adversos en la Macaronesia y los planes de actuación adecuados para la protección del territorio y sus habitantes de cara al futuro.

El Cabildo, a propuesta de su presidente, ha decidido poner en marcha esta iniciativa bajo el nombre MeteoHierro 2010.

Destacados profesionales del tiempo de medios de comunicación nacionales, periodistas, expertos en actuación ante este tipo de fenómenos y profesionales de seguridad y emergencias en las administraciones autonómicas y locales de esta región podrán participar en este encuentro, del que se espera saquen conclusiones que marquen líneas estratégicas de actuación de cara al futuro por parte de las administraciones públicas.

En su propuesta, Tomás Padrón recuerda que el clima en Canarias, como el de toda la región de la Macaronesia, se caracteriza por sus condiciones benignas. Sin embargo, esta situación de estabilidad se ve periódicamente interrumpida por la aparición de fenómenos meteorológicos adversos que provocan situaciones de riesgo que, en algunos casos, tienen importantes repercusiones sobre el territorio, la economía y los bienes de las personas, tal y como se ha vivido estos últimos días en Canarias y, especialmente, en Madeira.

"La Agencia Estatal de Meteorología ofrece un servicio vital y cada vez más preciso para los profesionales, sin embargo creemos que podemos avanzar conjuntamente para mejorar aún más las líneas de trabajo que nos permitan contar con datos precisos ", afirmó.

Numerosos temporales

En los últimos años, El Hierro se ha visto afectado por el temporal de enero de 1999, que provocó importantes daños en el sector noreste de la Isla, con especial incidencia en el Parador de Turismo; el paso de la tormenta Tropical "Delta" el 28 y 29 de noviembre de 2005; las lluvias torrenciales de enero de 2007, que ocasionaron importantes daños en El Pinar producto de la crecida del barranco de la Vieja y la sucesión de cinco borrascas en febrero de este año, un hecho anecdótico en la climatología que nos caracteriza y que ha tenido sus peores consecuencias en nuestra vecina isla de Madeira.