Ibrahim Mohamed Solih, investido este sábado como nuevo presidente de Maldivas, es un parlamentario veterano con casi un cuarto de siglo de experiencia como legislador, que comienza un nuevo despertar en su carrera política.

Solih, de 54 años y más conocido en el archipiélago como Ibu, llegó al Parlamento en 1994 en representación de su isla natal y jugó un importante papel en la creación del Partido Democrático Maldivo (MDP), la formación más importante de la oposición.

También participó en el movimiento de reforma que puso fin a tres décadas de gobierno del exdictador Maumoon Abdul Gayoom y desembocó en 2008 en la firma de una nueva Constitución.

En 2011, Solih pasó a ser el líder en el Parlamento del MDP y en mayo de 2017 se convirtió en el portavoz de la coalición opositora del hasta ahora presidente, Abdulla Yameen, al que derrotó en septiembre en las urnas con el 58,3 % del respaldo popular.

Tras 24 años de carrera en el legislativo, Solih estaba dispuesto a retirarse hasta que su amigo Mohamed Nasheed, el primer presidente democráticamente elegido en el país y que regresó este mes de su exilio en Londres, renunció a presentarse a los comicios.

Nasheed fue condenado en 2015 a trece años de prisión por la detención ilegal de un juez durante su mandato, razón por la que la Comisión Electoral maldiva se negó a dejarle continuar la carrera política.

Un día después de la renuncia del expresidente, un congreso especial del MDP nombró candidato al veterano parlamentario.

Descrito por compañeros políticos en la coalición opositora como un líder tranquilo y sereno, Solih también ha sido valorado como alguien con capacidad para escuchar y trabajar con políticos de opiniones diferentes a las suyas.

Durante los actos políticos previos a las elecciones, el nuevo presidente había reiterado en discursos breves sus promesas de cambio en el tono suave que le caracteriza.

Entre los temas tratados por Solih figuran un aumento de la paga a enfermeras, profesores y otros funcionarios, la puesta en marcha de un sistema universitario gratuito y la introducción de un impuesto sobre la renta.

Ataviado con su típica corbata amarilla, el color de la oposición maldiva, el veterano parlamentario llevó su programa de gobierno en el archipiélago durante una suerte de peregrinación por las 198 islas habitadas de Maldivas.

Con la misma calma con la que preside los actos políticos, Solih se ha apropiado del sobrenombre de "coalición cóctel" con el que Yameen ha definido a la oposición, compuesta por tres partidos políticos y una escisión de la formación gobernante.

"Creo que tendrá muchos sabores y muchos colores, será como cuando un cóctel es mezclado. Cuando alguien lo bebe, se sienten refrescados y lo querrán por segunda vez", dijo Solih sobre la agrupación en un acto electoral.

Solih consiguió la victoria pese a las dudas de los opositores de que las autoridades cometieran fraude.

Estas elecciones estuvieron antecedidas por una grave crisis política e institucional en el archipiélago el pasado febrero por la orden del Tribunal Supremo de anular las sentencias condenatorias a nueve opositores, entre ellos Nasheed, y rehabilitar en el cargo a doce diputados contrarios al Gobierno.

El presidente del país decidió no acatar el fallo y en la noche del 5 de febrero declaró el estado de emergencia al asegurar que el presidente del Supremo y el exdictador habían orquestado un golpe de Estado para derrocarlo.

Más habituado a las negociaciones a puerta cerrada que a los grandes actos políticos, Solih desoyó incluso durante la campaña las advertencias de la Policía, que le había desaconsejado viajar a una isla porque podría ser agredido.

El nuevo presidente maldivo viene de una familia numerosa -tiene 12 hermanos- y está casado con una prima del ex presidente Nasheed, Fazna Ahmed, con la que tiene una hija de 23 años y un hijo de 21.

El parlamentario se ha dejado ver con frecuencia tomando fotografías con su teléfono móvil durante la campaña electoral, y ha señalado que siente predilección por retratar la naturaleza.