El Gobierno holandés reconoció hoy que debía haber sido "más estricto" en el monitoreo de los grupos rebeldes que ha estado financiando en la guerra en Siria, tras revelarse que apoyó a través de un programa estatal secreto a una banda considerada "terrorista" por la propia fiscalía nacional.

"La vigilancia era adecuada, pero un monitoreo más estricto habría sido apropiado. La ejecución de este tipo de programas en áreas de conflicto siempre es difícil y con riesgos", afirmó el ministro holandés de Exteriores, Stef Blok.

Holanda ayudó a 22 movimientos rebeldes en Siria a luchar contra el régimen dictatorial de Bachar al Asad -sobre todo con vehículos y equipos de comunicación- desde mediados de 2015 hasta la pasada primavera, según confirmó el propio Gobierno, que justificó su apoyo en que estos grupos fueron considerados "moderados".

El apoyo holandés era parte del programa estatal secreto NLA, que significa "asistencia no letal", por lo que tampoco se anunció oficialmente qué grupos eran los que recibían el material, para evitar que estos movimientos se conviertan en un blanco del régimen sirio o de otros grupos extremistas, como Al Qaeda o el Estado Islámico.

En ese momento, el Gobierno holandés prometió al Parlamento que solo apoyaría a los grupos "moderados" que cumpliesen con el derecho internacional y que no cooperasen con los extremistas, y advirtió de que cualquier "comportamiento indeseable" llevaría a la "detención inmediata" del soporte financiero y logístico.

Sin embargo, una investigación de los diarios holandeses "Nieuwsuur" y "Trouw" denunció que el Gobierno había estado apoyando a grupos armados como Yabhat al Shamiya, que recibió uniformes y camionetas pick-up meses después de ser incluido por el Ministerio Público en la lista de grupos terroristas.

El Ministerio de Exteriores, que negó al principio conocer esta información, sí estaba al tanto de los crímenes cometidos por el grupo mencionado al menos desde verano de 2016, según evidenció un intercambio de correos electrónicos entre Amnistía Internacional (AI) y Exteriores, que la organización de derechos humanos hizo públicos.

Además, en un informe publicado el 5 de julio de 2016, titulado "La tortura fue mi castigo", esta organización describió los crímenes cometidos desde 2012 por cinco grupos armados de la oposición, entre ellos Yabhat al Shamiya, en el norte de Siria.

Según su información, este grupo llevó a cabo ejecuciones, secuestró a civiles y gestionó los famosos "tribunales de la Sharia (ley islámica)" que sentenciaron a muerte a quien decidía abandonar el movimiento, y Amnistía puso estos detalles en conocimiento del enviado especial a Siria, Gerar Steeghs, y al resto de su personal.

La Fiscalía subrayó que este grupo es "salafista e yihadista" y "lucha por el establecimiento de un califato".

Amnistía Internacional, que entregó varias copias impresas del informe a Exteriores, también exigió al entonces ministro, Bert Koenders (del partido laborista PvdA, socio de gobierno del liberal VVD en la anterior legislatura), que usara su influencia para pedir a los otros países que apoyaban a esos grupos a que detuvieran su financiación de inmediato.

La investigadora de AI Diana Semaan consideró "impactante como poco" el hecho de que Holanda empezara a apoyar a Yabhat al Shamiya un año después del informe de esa organización y "a pesar de la abundancia de información sobre cómo el grupo violó el derecho internacional humanitario".

El ministro Blok insistió hoy en que todos los grupos que recibieron ayuda holandesa fueron "examinados" por EEUU y que otros aliados también brindaron apoyo a estos rebeldes armados confiados en los monitoreos que se realizaban desde los centros de operaciones en Turquía y Jordania.

"Muchas cosas han ido como se esperaba y como fueron previstas, pero los riesgos nunca pueden ser completamente descartados. La percepción generalizada de que Holanda ha apoyado a organizaciones terroristas es incorrecta", concluyó Blok.