La presión de la extrema derecha y los euroescépticos en la Eurocámara complica el éxito de numerosos proyectos legislativos que difícilmente conseguirán aprobarse antes de las elecciones de 2019, desde la unión bancaria hasta el sistema de asilo común, el llamado pilar social o la reforma de la eurozona.

El aumento del populismo en países como Italia, Austria, República Checa o Hungría dificulta que lleguen a buen puerto en su tramitación en el Parlamento Europeo (PE) algunas iniciativas que comparten la necesidad de ahondar en la integración europea y que deberían recibir el visto bueno antes de la disolución de la cámara el próximo mes de abril.

Tampoco el actual debilitado Gobierno alemán de Ángela Merkel, ni el hecho de que la labor de la Comisión Europea sufriera un parón a mitad de legislatura precisamente por las elecciones en Alemania, ha facilitado tiempo suficiente al trabajo parlamentario.

Aunque desde los grandes partidos europeístas insisten que "se dará la batalla" por aprobar el máximo de dosieres, off the record también reconocen que "la legislatura está acabada".

Aunque algunas normativas no se aprobarán porque apenas quedan siete meses para las próximas europeas, otras políticamente sensibles por demasiados europeístas como para justificar en casa sencillamente "no saldrán porque no hay interés por parte de los sospechosos habituales", en referencia a socios como Holanda, Dinamarca, República Checa o, desde hace unos meses, también Italia.

Es el caso del sistema de asilo común al que el Parlamento Europeo no puede dar el visto bueno definitivo porque los gobiernos de los Veintiocho se niegan a aceptar la reforma del reglamento Dublín, que haría más garantista para el solicitante de asilo el proceso y repartiría la carga entre países.

Tampoco se completará, coinciden varias fuentes, la unión bancaria, clave para que no se repitan crisis económicas como las que a principios de legislatura precipitaron tanto el ascenso del populismo y euroescépticismo como el propio "brexit".

Aunque las negociaciones de las reformas de los instrumentos para la reducción de riesgos y garantía de solvencia bancaria están encarrilados, las reticencias de varios países, entre ellos Alemania, frenarán que se apruebe un capítulo esencial: el seguro de depósitos común.

"Está bloqueado porque Alemania no confía todavía en compartir riesgos con el resto de la banca europea", dijeron fuentes parlamentarias que forman parte de esa negociación.

Asimismo, tampoco llegarán a buen puerto esta legislatura ni la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad, ni tampoco las directivas de consolidación y armonización del impuesto de sociedades.

Pese a las dificultades, el eurodiputado de la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Jonás Fernandez (PSOE), apostó por "mantener la presión hasta el último momento" para sacar adelante el máximo de trabajo "porque la situación económica de la zona euro es sensiblemente mejor que al principio de la legislatura (...) pero no estamos libres del riesgo que pueda haber una nueva desaceleración económica en los próximos años".

Otros asuntos con grandes papeletas para quedarse por el camino son el pilar social, la de calidad de aguas, el sistema de coordinación de seguridad social, las condiciones de trabajo o la eficiencia energética.

Más papeletas para conseguir luz verde, aunque "no será nada fácil", tendrán la directiva de conciliación y la polémica nueva regulación del "copyright".

En ese sentido, el europarlamentario Luis De Grandes (PP) señaló que por la "complejidad" del procedimiento y también porque muchos tienen ya la vista puesta en las europeas y su futuro y el de sus partidos "muchos asuntos se quedarán en el camino".

"Por eso, y a mi juicio, habrá que diseñar una estrategia de viabilidad de los asuntos" junto a otros grupos europeístas, añadió el eurodiputado popular.

El eurodiputado Miguel Urbán (Podemos) dijo temer que los grandes partidos adopten en los próximos meses "la agenda de la extrema derecha en el PE y sobre todo en las instituciones europeas".

"La política migratoria es una prueba palpable de cómo (la canciller Angela) Merkel y (el presidente de Francia, Emmanuel) Macron se han adaptado a los chantajes de (el ministro italiano de Interior, Mateo) Salvini (...), la extrema derecha está condicionando las políticas europeas y de sus Estados miembros", añadió a Efe.