La histórica sede de la OTAN en las afueras de Bruselas, instalada en la capital belga desde 1967, se convertirá en un nuevo centro de la red del Colegio Europeo para los hijos de los trabajadores de las instituciones de la Unión Europea (UE) en Bruselas a partir del año académico 2019-2020.

Instalada en Londres en 1949, trasladada a París en 1952 y finalmente ubicada en Bruselas durante el último medio siglo, la central de la Alianza dejará de funcionar como tal en cuando termine el traslado definitivo de sus 4.000 trabajadores de la institución y 2.000 adscritos a delegaciones externas a un nuevo y moderno edificio situado justo enfrente.

La OTAN llegó a Bruselas a marchas forzadas, después de que Francia se retirase en 1966 del mando militar integrado de la Alianza. Para acelerar la construcción de la nueva sede bruselense, que se suponía temporal mientras se levantaba una definitiva, se optó por un complejo que privilegiaba la extensión en plano frente a los edificios verticales.

Se eligió Bélgica por tener buenas conexiones aéreas y terrestres y, sobre todo, porque disponía de un terreno convenientemente localizado a las afueras de Bruselas que el Gobierno estaba dispuesto a poner a disposición del proyecto militar. La primera reunión en la nueva sede se celebró el 23 de octubre de 1967 en un complejo que se creía provisional pero permaneció operativo 50 años.

Nada que ver con el nuevo cuartel general, que ha costado 1.120 millones de euros financiados por los Estados miembros de la OTAN y, tras años de retraso, se terminó en 2017 y está plenamente operativa desde 2018 bajo dirección del exprimer ministro noruego Jens Stoltenberg, el decimosexto secretario general de la organización desde el británico Hastings Lionel Ismay en 1952.

Allí es donde los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros han celebrado sus dos últimas cumbres y donde el presidente estadounidense, Donald Trump, les ha afeado públicamente que no inviertan más en Defensa, además de ironizar sobre la carestía del nuevo cuartel general a cuenta del presupuesto de la OTAN, del que EEUU es el primer contribuyente.

La decisión de trasladar la sede de la Alianza comenzó a fraguarse en 1999, tras el fin de la Guerra Fría y ante la ampliación de la Alianza a antiguos países del este como Bulgaria, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania y Rumanía.

Respondía a la necesidad de disponer de más espacio respecto a las necesidades de los 15 países con los que contaba la OTAN en 1967 en un complejo que actualmente alberga cerca de 6.000 reuniones al año y cuenta con 29 Estados miembros, el último de ellos Montenegro, que ingresó en 2017.

Las antiguas instalaciones del centro político-administrativo de la Alianza militar, para cuya reconversión el Gobierno belga ha aprobado un paquete de entre 50 y 70 millones de euros, pasarán ahora a convertirse en parte de la red de centros del Colegio Europeo de Bruselas.

Bélgica financia las instalaciones de los colegios europeos en virtud de los compromisos adquiridos tras la firma del Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951, cuando se acordó la instalación en la capital belga de las instituciones centrales de lo que actualmente es la Unión Europea y convertir así Bruselas también en la capital "de facto" de la UE.

La escuela que ocupará ese emblemático espacio, bajo cuyo techo trabajaron por primera vez personal militar y civil de la OTAN, dará cabida a 2.500 alumnos, esencialmente hijos de empleados de las instituciones de la UE, sin costes, pero también tendrán derecho a formarse en ese sistema los hijos de personal diplomático destacado en Bélgica y empleados de la OTAN, estos sujetos a tasas.

Situado entre los municipios de Evere y Haren, limítrofes con la capital belga, se agregará así a los otros cuatro colegios europeos de Bruselas en las zonas de Woluwe, Uccle, Ixelles y Laeken.

A ellos se suman las escuelas del mismo sistema multilingüe cercanos a otras agencias de la UE en las localidades alemanas de Fráncfort, Múnich y Karlsruhe, otro en el municipio italiano de Varese, dos en Luxemburgo, otro en la holandesa Bergen y uno en la española Alicante, donde se encuentra la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.

Existía también un colegio en la localidad de Culham del Reino Unido, país que abandonará el club comunitario en marzo de 2019, para dar cobertura a los hijos de los empleados del Centro de Investigación Nuclear de la UE, pero la escuela perdió su estatus en agosto de 2017.

Los centros del Colegio Europeo ofrecen educación en distintos idiomas de la UE desde los 4 hasta los 18 años y una titulación de Bachillerato Europeo que da acceso a las universidades de todos los Estados miembros de la Unión Europea.