Más de 9.600 personas han sido arrestadas por la policía en los últimos diez días en un campaña para limpiar Manila de vagabundos pese a las críticas contra el Gobierno de opositores y defensores de los derechos humanos.

El director general de la Policía Nacional, Oscar Albayalde, defendió que la operación sigue el "cumplimiento estricto de las ordenanzas municipales", en declaraciones recogidas hoy por los medios locales.

Albayalde dijo que todos los detenidos infringieron alguna ley municipal, como beber en la calle, fumar en lugares prohibidos o ir con el torso desnudo.

El repunte de las detenciones en Manila comenzó después de que el presidente filipino, Rodrigo Duterte, señalara el 14 de junio como un "peligro potencial" a los "tambays", término tagalo que designa a las personas que merodean por las calles, entre las que se incluyen a los vagabundos.

Tras la reacción crítica de la oposición y activistas de los derechos humanos, Duterte negó el pasado fin de semana haber ordenado a la Policía la campaña de detenciones y admitió que "holgazanear" no es un delito.

Albayalde también desligó el aumento de estos arrestos por delitos menores de las citadas declaraciones de Duterte y atribuyó las detenciones al endurecimiento de las ordenanzas municipales.

La polémica se agravó la semana pasada con la muerte bajo custodia policial de Genesis "Tisoy" Argoncillo, un filipino de 25 años arrestado por no llevar camiseta.

"Tisoy" murió tras recibir una paliza de sus compañeros de celda, según la versión policial.

La vicepresidenta del país, Leni Robredo, advirtió el domingo en su programa de radio semanal del peligro de esta campaña porque criminalizan la pobreza.

"Se le está dando a la Policía licencia para detener a los ''tambays''. Es una postura ''antipobres''. No queremos que se repitan los abusos que se cometieron durante la guerra contra las drogas", afirmó Robredo.

Más de 7.000 personas han muerto en la campaña que lanzó Duterte para limpiar Filipinas de drogas y drogadictos tras su investidura, el 30 de junio de 2016.

Desde la Conferencia Episcopal de Filipinas también han expresado su temor de que la actual operación en Manila se cebe en los más pobres y allane el camino de los abusos policiales.

"No resolverá la delincuencia porque no aborda las causas profundas de la delincuencia, que son la pobreza y el desempleo", afirmó hoy al diario Philstar el obispo auxiliar de Manila, Broderick Pabillo.