Firmas tecnológicas chinas con apoyo del Gobierno están desarrollando sistemas de "lectura de la mente", capaces de determinar el estado emocional de una persona, que ya se aplican en fábricas, hospitales, trenes o hasta en el ejército, informa hoy el diario South China Morning Post.

Aunque otros países como Estados Unidos disponen de tecnologías similares, China es el primero que les ha dado un uso práctico y de forma tan extensiva, destaca el diario hongkonés, que advierte de que estos avances plantean dilemas éticos.

Para "leer la mente" se utilizan pequeños sensores inalámbricos en contacto con la cabeza, a menudo ocultos bajo cascos o gorras, que monitorizan constantemente las ondas cerebrales del sujeto y envían datos a ordenadores que utilizan algoritmos de inteligencia artificial para medirlos.

Esto permite detectar emociones tales como depresión, ansiedad y rabia, algo que por ejemplo se utiliza en los ferrocarriles de alta velocidad chinos: si uno de estos sensores descubre que el maquinista se siente somnoliento, salta una alarma en la cabina.

Su uso también se ha extendido a fábricas y centros industriales, según el diario, que pone como ejemplos la línea de producción de equipamiento de telecomunicaciones Zhongheng Electric, en Hangzhou (este), o la compañía eléctrica de esa misma ciudad, instalaciones donde un error humano puede causar muchas pérdidas económicas.

"Cuando el sistema lanza una advertencia, el jefe pide a su empleado que se tome un día de descanso o lo traslada a un puesto menos crítico. Algunos trabajos requieren alta concentración y no caben los errores", explica el profesor de neurociencia y psicología cognitiva Jin Jia, de la Universidad de Ningbo (este).

Esa universidad es uno de los principales centros de investigación de las tecnologías de lectura cerebral, a través de su proyecto Neuro Cap, financiado por el Gobierno chino.

Este tipo de sensores han sido utilizados también en operaciones militares chinas, confirmaron desde el proyecto, aunque no dieron más detalles dado el secretismo que suele rodear a las Fuerzas Armadas chinas.

Responsables de estos programas en China reconocen el temor que la lectura de mentes puede despertar en muchos, al igual que otras tecnologías que el país está desarrollando, como los sistemas de reconocimiento facial.

"Creen que podemos leerles la mente, lo que les causa incomodidad y resistencia al principio, pero pasado un tiempo se acostumbran al aparato, que tiene el aspecto de un casco de seguridad", explicó al diario South China Morning Post el profesor Jin Jia.