El expresidente regional catalán Carles Puigdemont cumplió hoy su tercer día en una cárcel alemana, a la espera de que la justicia de ese país decida sobre su extradición a España, consciente de que su detención va a prolongarse.

Su jornada en la prisión de Neumünster (norte de Alemania), en donde permanece mientras se estudia la euroorden que lo reclama por rebelión y malversación de fondos públicos, estuvo jalonada por la visita de un eurodiputado euroescéptico alemán y una concentración de apoyo de unas 40 personas frente a la cárcel.

"El propio Puigdemont espera estar dos meses en la cárcel", aseguró tras visitarlo el europarlamentario Bernd Lucke, uno de los fundadores de Alternativa para Alemania (AfD), pero que abandonó el partido en 2015 ante la deriva ultraderechista de la formación.

En este sentido, el diario local "Kieler Nachrichten" informó de que la Fiscalía General de Schleswig no prevé tomar una decisión sobre la ejecución de la extradición para mañana, último día laborable antes de Semana Santa, porque el caso es "muy complejo".

Esta institución, encargada de valorar si se reúnen las condiciones para la entrega, debe presentar su petición ante la Audiencia Territorial de Schleswig, que es el tribunal que finalmente decidirá sobre la Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE, euroorden) emitida por la Justicia española el pasado viernes.

"Es un caso exigente, pero no nos desborda", dijo Wiebke Hoffelner, la primera fiscal de Schleswig, al referirse a la presión que supone un proceso con importantes componentes políticos y mediáticos.

Puigdemont se mostró ante Lucke "tranquilo" y contento con las condiciones de la prisión y con el "buen trato" de los funcionarios y el resto de presos, según relató el político alemán.

"No tiene motivo de queja", agregó el europarlamentario, que opinó que es un "preso político" y que es "avergonzante" que Alemania lo trate como a "un delincuente" más.

"Yo no tengo una opinión definida sobre este conflicto, pero estoy a favor de que cualquiera que lucha por objetivos políticos de forma pacífica lo pueda hacer sin la persecución de su gobierno", manifestó Lucke.

En esa misma línea se pronunciaron manifestantes que acudieron a la concentración, convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

"No sé cuál es la solución, pero no creo que pase por la cárcel. Esto no funcionará", opinó en declaraciones Adrià, un joven que expresó su deseo de que Alemania se "mojara" en la cuestión.

Finalmente no acudieron a la prisión dos miembros del Partido Democrático de Cataluña (PDeCAT) que hasta el martes estaban en Neumünster, pero que regresaron a casa por las trabas que impone el régimen de visitas del sistema penitenciario alemán.

Por su parte, el abogado alemán de Puigdemont, Wolfgang Schomburg, apremió al Gobierno alemán -en una entrevista en el "Süddeutsche Zeitung"- a no autorizar la extradición y anunció que recurrirá al Tribunal Constitucional si la Audiencia competente no le pone "inmediatamente" en libertad.

La autorización política por parte del Gobierno es "necesaria", según Schomburg, que consideró que acusar a su defendido de violencia es "insostenible" e imputarlo por corrupción "aventurado", e instó a la justicia alemana a proceder "de forma rápida y meticulosa".

El Gobierno alemán, sin embargo, se mantuvo en su línea de que el proceso de extradición es una cuestión en manos de la justicia y que el conflicto catalán es un asunto interno español que debe resolverse "sobre la base de la Constitución española y en el marco del derecho español", en palabras de su portavoz, Steffen Seibert.

Puigdemont fue detenido el domingo por la mañana en el norte de Alemania, poco después de cruzar en coche la frontera con Dinamarca, cuando trataba de regresar a Bélgica tras una visita a Finlandia, durante la que el juez del Tribunal Supremo español Pablo Llarena reactivó una euroorden de detención en su contra.

Un día después, el juzgado de primera instancia de Neumünster falló que el político catalán permaneciese en prisión mientras se estudiaba la euroorden, poniendo en marcha la maquinaria judicial para su extradición pero sin pronunciarse sobre el fondo de la cuestión.