La musulmana Halimah Yacob, que se convirtió hoy en la primera mujer en asumir la presidencia de Singapur, tuvo que limpiar mesas de niña antes de estudiar Derecho e iniciar una carrera como sindicalista y política.

La presidenta singapuresa, un cargo más simbólico que con poder político, recibirá un salario de más de un millón de dólares anuales, una de las retribuciones más altas entre los jefes de Estado del mundo.

Halimah ha sido criticada por su cercanía con el Partido de Acción Popular (PAP), que gobierna el país desde 1959, y por haber sido designada sin necesidad de celebrar elecciones, ya que los otros dos aspirantes no llegaron a ser nominados como candidatos al no cumplir con los requisitos mínimos.

Sin embargo, la exsindicalista de 63 años ha subrayado que ella pondrá los intereses de sus conciudadanos por encima de sus simpatías políticas.

La trayectoria vital de Halimah ha sido paralela a la de su país, un pequeño enclave en el sudeste de Asia que en unas pocas décadas se ha convertido en una de las naciones más prósperas del mundo, aunque con una limitada libertad de expresión y de prensa.

Antes de llegar a la cúspide de su carrera, la presidenta, nacida el 23 de agosto de 1954, tuvo una infancia difícil.

Su padre, un musulmán de origen indio que trabajaba de vigilante, murió tras una larga enfermedad cuando ella tenía ocho años -era la menor de cinco hermanos- y quedó al cuidado de su madre, que regentaba un puesto de comida callejera.

"Ella trabajaba en el puesto de comida y salía a las cuatro de la mañana y no volvía a casa hasta las diez de la noche. A la edad de diez años, tras la escuela yo ayudaba a mi madre: limpiando, lavando, poniendo mesas y sirviendo a los clientes", explica la presidenta en la página web de su candidatura.

Halimah fue a un colegio chino femenino, donde era la única alumna malayo-india, y después estudió Derecho en la Universidad de Singapur, donde conoció a su marido, Mohamed Abdullah Alhabshee, un licenciado en Física con el que ha tenido cinco hijos.

Se licenció en 1978 y ese mismo año empezó a trabajar en el Congreso Nacional Sindical, que agrupa a más del 90 por ciento de los sindicatos de la ciudad-Estado.

La abogada pasó tres décadas en el Congreso y entre 1999 y 2011 también ocupó distintos puestos dentro de la Organización Internacional del Trabajo, agencia perteneciente a la ONU.

Dio el salto a la política en 2001 al ganar un escaño en el Parlamento representando al partido gubernamental PAP y, tras trabajar en el Ministerio de Desarrollo Comunitario y el de Familia, fue nombrada presidenta del Parlamento en 2013.

Durante su carrera sindicalista y en política se ha distinguido por defender los derechos de las mujeres y atacar duramente al extremismo religioso, en particular al Estado Islámico.

Halimah, que lleva velo, no ha manifestado sobre la norma en Singapur que prohíbe esta prenda -el hijab- en los colegios y oficinas públicas donde el uniforme es obligatorio.

El mes pasado, renunció a la presidencia del Legislativo y se dio de baja en el PAP para poder postularse como presidenta, un cargo sin afiliación partidista.