La Fiscalía portuguesa va a acusar formalmente al ex primer ministro portugués José Sócrates de corrupción y blanqueo de capitales, entre otros crímenes menos graves, publica hoy el semanario luso "Expresso".

Según fuentes cercanas al proceso citadas por el medio, el 80 % de la acusación ya está escrita y será presentada antes de que acabe el plazo límite establecido por la Fiscalía, que expira el próximo 20 de noviembre.

Si finalmente se confirma esta acusación, sería un hecho inédito en la historia de la justicia portuguesa, por ser la primera vez que un ex primer ministro es acusado en un proceso judicial.

Sócrates fue detenido en noviembre de 2014 en el aeropuerto de Lisboa por sospechas de corrupción, blanqueo de capitales y fraude fiscal que le llevaron a permanecer casi 10 meses en prisión preventiva, y otro mes y medio en prisión domiciliaria.

Desde hace casi dos años, el antiguo jefe del Gobierno luso permanece en libertad a la espera de que se presente la acusación formal en su contra, después de que la Fiscalía aplazase hasta en seis ocasiones la fecha límite para hacerlo.

El último escollo para poder cerrar la investigación sobre Sócrates fue una carta rogatoria enviada a las autoridades de Suiza de la que no se obtuvo respuesta hasta el mes pasado, lo que ha precipitado la fase final del proceso.

El ex primer ministro y sus abogados han criticado en numerosas ocasiones esta demora e incluso han acusado al Ministerio Público de incumplir los plazos legales de la investigación, que llevó a Sócrates a denunciar al Estado portugués.

Sócrates es sólo uno de los más de treinta implicados formales en la denominada "Operación Marqués", entre los que también figuran el expresidente del Banco Espírito Santo (BES) Ricardo Salgado; dos antiguos presidentes de la operadora Portugal Telecom (PT), Zeinal Bava y Henrique Granadeiro, y varios empresarios del grupo Lena.

Las filtraciones a la prensa apuntan a que Sócrates, que estuvo al frente del Gobierno socialista entre 2005 y 2011, poseía una fortuna de más de 20 millones de euros escondidos en una compleja trama de cuentas bancarias en el extranjero, con la ayuda de testaferros.