El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha preguntado hoy a sus seguidores si están dispuestos a morir por la patria, al comparar la lucha contra los responsables del fallido golpe de estado de verano pasado con una batalla selyúcida de hace más de mil años.

¿"Estáis dispuestos a vestir la mortaja? ¿Estáis dispuestos a seguir los pasos de nuestros ancestros?", preguntó el mandatario durante una ceremonia de conmemoración de la batalla de Manzikert, en la actual Malazgirt, situada en la provincia de Mus, en el extremo este de Anatolia.

Fue en este lugar donde en el año 1071, el sultán selyúcida Alparslán derrotó a las tropas bizantinas, dando así lugar a la llegada de pueblos túrquicos a Anatolia y finalmente a la creación del Imperio Otomano.

Desde hace años, Erdogan ha estilizado esta batalla como momento fundacional de Turquía, y su primer milenario, en 2071, como horizonte para la planificación de sus políticas, tras el centenario de la república, que se celebrará en 2023, y el sexto centenario de la conquista de Constantinopla, en 2053.

"Al igual que combatió el sultán Alparslán, nosotros combatimos contra los del 15 de julio", dijo Erdogan, en referencia a los responsables del fallido golpe de Estado del año pasado.

Prometió que los dirigentes turcos emularían al sultán, de quien se dice que se vistió de una mortaja para mostrar su disposición a morir en batalla.

"Es el mismo juego, con el mismo objetivo; solo el escenario es distinto y las figuras son distintas", dijo Erdogan, en un discurso recogido por el diario "Hürriyet".

Atribuyó el papel de "peones" del enemigo al proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), a las milicias kurdosirias (PYD e YPG), al grupo yihadista Estado Islámico (Dáesh) y a los seguidores del predicador Fethullah Gülen, a los que se suele describir en Turquía como "Organización terrorista Fethullah Gülen (FETÖ), supuestos responsables de la asonada del verano pasado.

"Hoy nuestra nación lucha contra las grandes potencias del mundo", aseveró Erdogan, que fue acompañado en la ceremonia por el primer ministro, Binali Yildirim, altos cargos militares y numerosos ministros.

Prometió que "el año que viene, Malazgirt será distinta", pero sin precisar los detalles de lo que parece ser un proyecto de conmemoración oficial.

"Emprenderemos aquí un proyecto de construcción distinto. Convertiremos esta ceremonia en algo muy diferente", prometió el presidente.