Miles de militares armados custodian por tierra, mar y aire el hoy inexpugnable municipio siciliano de Taormina, donde desde este viernes tiene lugar la cumbre del G7, las democracias más industrializadas del planeta.

La seguridad ha ido en aumento en las últimas semanas, conforme se acercaban el 26 y 27 de mayo, cuando se desarrollará la cumbre, pero el protocolo de máxima seguridad entró en vigor en la noche del jueves, con la llegada a la base de Sigonella del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a las 23.00 locales (21.00 GMT).

Militares, policías, agentes de los carabineros y de la Guardia de Finanza (policía fiscal) vigilan y patrullan los accesos a esta localidad costera, a la que ha sido prohibido el acceso a todo aquel que no cuente con el permiso para hacerlo.

La presencia policial también es elevada en el cercano aeropuerto de Catania, sobre todo porque el Gobierno italiano ha suspendido el espacio de Schengen y los ciudadanos que proceden de otros países deben someterse a un control de su pasaporte, constató Efe.

Además se ha clausurado el espacio aéreo sobre la localidad siciliana que acoge el G7: ningún avión o dispositivo podrá sobrevolarla, solo los helicópteros militares que supervisan la ciudad y sus inmediaciones desde el aire.

Por tierra, las carreteras que dan acceso a la localidad han sido cerradas al tráfico y solo pueden circular los vehículos con permiso, con la taxativa prohibición de no aparcar.

El Gobierno italiano aprobó el pasado 28 de abril una serie de disposiciones urgentes para garantizar que este acto transcurra con total normalidad y seguridad y a tal fin ordenó el despliegue de 9.950 militares en la zona de Taormina.

Un contingente que dobla prácticamente a la población de Taormina, que ni siquiera supera los 11.000 habitantes.

Se ha establecido un sistema de seguridad basado en círculos concéntricos, con el hotel San Domenico, donde tienen lugar las reuniones, como epicentro: los controles se intensifican a medida que se acerca a ese lugar, al que está prohibido llegar.

De sus calles se han retirado los contenedores de basura y se han ubicado alrededor de mil sensores, cámaras y lectores de matrículas para controlar sus calles, según explicó la compañía "Leonardo", encargada de esta medida de seguridad.

Suya es también la red de comunicaciones digitales cifradas que los agentes usarán para comunicarse y que cuenta con cobertura en todo el territorio siciliano, incluido sus aguas territoriales.

La supervisión también se realiza por mar y al menos una decena de naves patrullan frente a las playas de la localidad y sus escarpados acantilados.

Además en Sicilia no desembarcarán los inmigrantes rescatados como cada día en el Mediterráneo sino que serán trasladados a otros puertos del sur italiano para no ocupar en su control a los agentes desplegados, confirmaron a Efe fuentes de la Guardia Costera.

También en la zona de "Giardini Naxos", donde se sitúa el centro de prensa internacional, la presencia policial es muy elevada, con militares custodiando el lugar y controles de seguridad para acceder al mismo.

Al dispositivo desplegado por el Gobierno italiano hay que sumar a los responsables de la seguridad de los líderes del G7, los de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.