El presidente del comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de EEUU, el republicano Devin Nunes, se ha convertido en el escudo de Donald Trump en la investigación sobre Rusia al concentrar en su figura las críticas de la oposición demócrata.

Los demócratas han aumentado la presión sobre Nunes para que se aparte de la investigación abierta en el comité de Inteligencia de la Cámara baja sobre los nexos entre el Kremlin y Trump y sobre la supuesta injerencia rusa en las pasadas elecciones para perjudicar a la demócrata Hillary Clinton.

Sin embargo, Nunes se ha mantenido firme y se ha negado a abandonar la investigación de su comité, siendo respaldado por importantes miembros de su partido, como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien hoy mismo reiteró su apoyo al legislador en una rueda de prensa.

"No y no", respondió hoy Ryan al ser preguntado sobre si Nunes debe inhibirse de las pesquisas sobre Rusia.

El propio Nunes, en los pasillos del Congreso, dijo que no tiene idea de por qué los demócratas quieren que se aparte de la investigación sobre Rusia y, al ser presionado sobre si se plantearía en algún momento inhibirse, respondió: "¿Por qué debería hacerlo?".

La semana pasada, Nunes acudió solo a la Casa Blanca y, sin avisar antes a los miembros de su comité, anunció en una rueda de prensa haber informado al presidente Trump sobre la posibilidad de que sus comunicaciones hubiesen sido interceptadas de manera indirecta mientras agentes estadounidenses espiaban a otras personas.

Esas personas espiadas eran supuestamente extranjeros, pero Nunes no aclaró si eran funcionarios rusos, a los que el Gobierno estadounidense vigila de manera rutinaria.

Las declaraciones de Nunes sirvieron a Trump para reforzar sus denuncias contra el expresidente Barack Obama, a quien acusó a mediados de marzo de haber ordenado pinchar sus comunicaciones en la Torre Trump de Nueva York, una afirmación que levantó gran polémica por haberse realizado sin ninguna prueba.

Nunes no ha revelado exactamente de dónde obtuvo la información sobre la investigación, pero ayer dijo que había recibido datos de una fuente anónima del Ejecutivo con la que se reunió dentro del complejo de la Casa Blanca, donde también revisó algunos documentos de la inteligencia estadounidense.

El hecho de que Nunes se reuniera supuestamente con una fuente en la Casa Blanca y recibiera allí información confidencial ha despertado dudas sobre su independencia del Gobierno, la rama del Estado a la que debe vigilar como presidente del comité de Inteligencia de la Cámara baja.

En una entrevista hoy en la cadena MSNBC, Adam Schiff, el demócrata de mayor rango del comité de Inteligencia, acusó a Nunes de haberse coordinado con la Casa Blanca para obstruir la investigación sobre Rusia y consideró que los asesores de Trump deberían saber que Nunes estaba en la mansión presidencial.

"La Casa Blanca no es un cibercafé, no puedes simplemente pasar y recibir información clasificada", dijo Schiff, quien aseguró que esto "parece el encubrimiento de un crimen".

El propio Nunes canceló la semana pasada una audiencia pública sobre Rusia prevista para hoy en la que se preveía que testificaran importantes funcionarios del Gobierno del presidente Obama (2009-2017), como la exsubsecretaria de Justicia Sally Yates.

El diario "The Washington Post" aseguró hoy que la orden de bloquear el testimonio de Yates vino directamente desde la Casa Blanca.

El periódico, que cita unas cartas del Departamento de Justicia, asegura que la Casa Blanca exigió a Yates que no testificara porque parte de su testimonio y su conocimiento están protegidos por unas cláusulas de confidencialidad que impiden que se conozcan las comunicaciones con el presidente.

"El ''Washington Post'' debería de estar avergonzado de esta historia, es totalmente falsa", dijo hoy en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien aseguró que el Gobierno no ha tomado ninguna acción para evitar que Yates testificase en el Congreso, como afirma el diario.

De manera paralela a la instrucción en la Cámara de Representantes, el Senado lleva a cabo su propia investigación sobre Rusia y ayer mismo anunció que el yerno de Trump, Jared Kushner, testificará de manera voluntaria.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) también tiene en marcha su propia investigación, de la que tuvo que apartarse a principios de marzo el fiscal general, Jeff Sessions, debido a las reuniones que mantuvo con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, durante la campaña presidencial.

Un grupo de 23 personas pidió ayer al Departamento de Justicia que investigue por perjurio a Sessions, quien ocultó sus reuniones con Kislyak durante sus audiencias de confirmación en el Senado.

Trump ya sufrió un fuerte revés con la decisión de Sessions de inhibirse de las investigaciones, por lo que las presiones de los demócratas sobre Nunes debilitan su posición y vuelven a poner sobre la mesa la polémica rusa, convertida en uno de los mayores lastres de su presidencia.