El Gobierno francés contraatacó ante los reproches del candidato de la derecha a las elecciones, François Fillon, que le había acusado de tener una actitud condescendiente con las protestas que han afectado a diversos actos de campaña, y que calificó de clima "de casi guerra civil".

El primer ministro, Bernard Cazeneuve, replicó a Fillon, durante una visita al Salón de la Agricultura de París, que teniendo en cuenta "el nivel de movilización de las fuerzas del orden, no es responsable" hacer esas declaraciones.

En una línea similar, el ministro del Interior, Bruno Le Roux, calificó de "inadmisible e irresponsable" la afirmación del líder de la derecha.

Además, en una entrevista a la emisora de radio "RTL", Le Roux señaló que ha condenado cada vez que se han producido protestas violentas contra la celebración de actos de campaña de uno u otro candidato.

Y sugirió que las quejas de Fillon tienen que ver con su malestar por las caceroladas y otras formas de obstrucción de varias de sus últimas reuniones públicas de campaña organizadas por personas que quieren denunciar así el escándalo judicial que afecta al ex primer ministro.

Fillon está investigado desde hace un mes por la justicia por los supuestos empleos ficticios que dio a su mujer y a dos de sus hijos con dinero público.

El candidato de la derecha denunció ayer en un comunicado que "a dos meses de las elecciones presidenciales, vivimos en una situación de casi guerra civil que viene a perturbar la marcha normal de esta campaña".

Por eso acusó "solemnemente al primer ministro y al Gobierno por no garantizar las condiciones de un ejercicio sereno de la democracia".

Su argumentación es que todos los candidatos "deben tener el derecho de hablar y el Gobierno tiene que tomar medidas para que los violentos y los enemigos de la democracia dejen de perturbar esta campaña presidencial".