El discreto presidente de la República italiana, Sergio Mattarela, se enfrenta a una de las crisis políticas más enrevesadas que ha atravesado el país, pero ya ha tomado las riendas y ha decidido, sin dejarse condicionar por nadie, que no se irá a las elecciones antes de cambiar la ley electoral.

En el centro de Roma, a pocos metros de distancia, se encuentra el Palacio del Quirinale, sede de la Jefatura de Estado, y el Palacio de la Consulta, sede del Tribunal Constitucional, y en estos dos edificios se cocinará la solución a la crisis política.

Una crisis abierta tras el anuncio de dimisión del primer ministro, Matteo Renzi, después de que se rechazase rotundamente su reforma constitucional en el referéndum del pasado domingo.

El inquilino del Palacio del Quirinale desde febrero de 2015 había hasta ahora mantenido un perfil bajo sin entrar en las polémicas políticas, pero no le tembló la mano cuando tuvo que tomar su primera decisión y rechazar la dimisión de Renzi hasta que se aprobasen los Presupuestos Generales, lo que previsiblemente sucederá hoy.

Este prudente y reservado siciliano sorprendió de nuevo ayer cuando sus colaboradores filtraron a los medios de comunicación italianos que por mucho que le tiren de la chaqueta para que se vaya inmediatamente a las elecciones no se votará con el actual sistema electoral. El primer paso tiene que ser cambiarlo.

El Movimiento 5 Estrellas (M5S), vencedor moral del referéndum al ser el principal impulsor del "no", ya ha asegurado que pedirá a Mattarella elecciones lo antes posible, ya en febrero, y con la actual ley.

Lo mismo ha pedido el xenófobo y ultraderechista partido Liga Norte, que esperan aprovechar el tirón de su triunfo en el referéndum.

Pero Mattarela, según publican hoy en portada los medios italianos, ha dejado claro que actualmente "es inconcebible" ir a las urnas.

La actual ley electoral vigente en el país, el llamado "Italicum", es valedera sólo para la Cámara de los Diputados, ya que la reforma de Renzi rechazada en el referéndum eliminaba la elección de los senadores en las urnas.

En caso de elecciones inmediatas, para elegir el Senado se propone rescatar la anterior, que todos los partidos habían rechazado e incluso bautizado como "Porcellum" (Cerdada), y que además había sido modificada por el Tribunal Constitucional, o aplicar el "Italicum" también para la Cámara Alta.

Pero el "Italicum" se encuentra actualmente en estudio ya que algunos de sus artículos podrían ser anticonstitucionales.

La solución del puzzle comienza cruzando la plaza del Quirinale y llegando al Palacio de la Consulta, donde el mismo Mattarela fue juez antes de ser nombrando presidente de la República.

Los jueces del Tribunal Constitucional han anunciado que sólo el 24 de enero expresarán su parecer sobre los artículos incriminados como anticonstitucionales.

Habrá que esperar entonces a lo que decida la Alta Corte para dar una solución a la crisis.

Mientras, tras la dimisión de Renzi que se producirá o esta tarde o el viernes, Mattarella tiene que abrir un periodo de consultas con los partidos políticos.

Mattarella escuchará a todos, tomará apuntes y reflexionará, pero está claro que no se dejará influir y que su intención es elegir un Gobierno de transición con el sólo objetivo de reformar la ley electoral.

Desde que se aprobó el "Porcellum" en 2005, el Parlamento ha buscado soluciones para cambiar la ley electoral y sólo este año Renzi consiguió aprobar el "Italicum" con toda la oposición en contra.

Por lo que parece una quimera que se llegue a una ley electoral consensuada en tan sólo unos meses.