El presidente de EEUU, Barack Obama, viajará en septiembre a China para participar en la cumbre del G-20 y hará la primera visita de un mandatario estadounidense a Laos en la historia, en un intento de consolidar el giro hacia Asia que ha tratado de imprimir a la política exterior durante su mandato.

El viaje de Obama, anunciado hoy por la Casa Blanca, será probablemente el último que haga a Asia Oriental antes de abandonar el poder en enero, y tratará de promover el acuerdo comercial transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), que está pendiente de ratificación en EE.UU. y afronta enormes críticas en este país.

"Este viaje subrayará el compromiso constante del presidente (Obama) con el G-20 como foro principal para la cooperación económica internacional, así como el giro de Estados Unidos hacia Asia y el Pacífico", indicó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en un comunicado.

Esta será la undécima visita de Obama a Asia desde que llegó al poder en 2009, y se alargará del 2 al 9 de septiembre.

Es la primera vez que China, segunda economía mundial pero cuya ralentización ha generado muchas dudas en los mercados internacionales, acoge esta cumbre, que agrupa a las 20 mayores economías del planeta y que se celebrará el 3 y 4 de septiembre.

Obama también mantendrá "reuniones en profundidad" en la ciudad oriental de Hangzhou con el presidente chino, Xi Jinping, con quien hablará sobre "una amplia gama de temas globales, regionales y bilaterales", de acuerdo con la Casa Blanca.

A continuación, Obama se convertirá en "el primer presidente estadounidense en visitar Laos", donde participará en una cumbre entre EE.UU. y los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y otra de naciones del Este Asiático, explicó Earnest.

El presidente también aprovechará para promover el TPP, "un acuerdo comercial con altos estándares que desbloqueará mercados clave para las exportaciones estadounidenses y cimentará el liderazgo económico estadounidense en Asia y el Pacífico", al tiempo que "amplía las oportunidades para los negocios" de EEUU.

El TPP aún debe ser ratificado por los parlamentos de los países que lo han sellado, y Obama ha expresado su optimismo en que tras las elecciones de noviembre y antes de que deje la Casa Blanca, al inicio de 2017, el Congreso estadounidense pueda aprobarlo.

El acuerdo afronta una enorme oposición interna en EEUU, e insistentes críticas de los dos candidatos a la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump.