Egipto empieza a votar mañana en la segunda fase de las elecciones parlamentarias, que tendrá lugar durante dos días en la mitad de las provincias del país, para elegir su primera Asamblea Legislativa desde 2012.

Más de 28 millones de electores están llamados a las urnas en trece provincias egipcias, que incluyen la capital, el Delta del Nilo, el Canal de Suez, y la península del Sinaí, donde el proceso electoral está amenazado por la presencia de grupos armados radicales en el norte.

Casi 2.900 candidatos individuales competirán por los 222 escaños reservados a ellos, los cuales suponen el mayor lote de los 596 asientos del nuevo Parlamento, el primero desde el golpe de Estado militar contra el Gobierno islamista de los Hermanos Musulmanes en julio de 2013.

A los partidos políticos solo les corresponderán 120 escaños de la Cámara, 60 de los cuales ya fueron adjudicados en la primera fase de la primera vuelta de los comicios, celebrada los pasados 18 y 19 de octubre y en la que la coalición Por amor a Egipto fue la gran ganadora.

Está previsto que esa coalición, favorable al presidente, Abdelfatah al Sisi, e integrada por partidos de tendencia patriótica se haga con la totalidad de escaños destinados a las listas de partidos políticos.

Mientras, la mayoría de los candidatos individuales necesitarán probablemente competir en la segunda vuelta para asegurarse su asiento en la Cámara, tal y como ocurrió en la primera fase el pasado mes.

La segunda vuelta está programada para el día 1 y 2 de diciembre, y la Asamblea quedará constituida entre finales de 2015 y principios de 2016, después de que se repitan las votaciones en las circunscripciones en las que los resultados sean impugnados.

La competición es especialmente reñida en la provincia de El Cairo, que cuenta con más de siete millones de electores registrados y a la que corresponden 49 representantes en el Parlamento.

La campaña electoral ha sido muy vistosa en las calles de la ciudad, que se han llenado de carteles y fotografías de los candidatos, entre los que hay figuras destacadas, como la ex presidenta del Tribunal Constitucional Tahani al Gebali.

Los partidos y políticos independientes han centrado su atención y recursos en El Cairo, con carteles electorales que cubren fachadas de edificios de muchas plantas y los principales puentes de la ciudad, mientras que los ciudadanos han mostrado el mismo desinterés por las elecciones que en la primera fase.

En octubre, la participación fue ligeramente superior al 26 por ciento y los grandes ausentes fueron los jóvenes, que en esta segunda fase representan más del 30 por ciento del electorado.

Además de la participación, alentada desde los medios de comunicación, la seguridad es una de las principales preocupaciones de las autoridades egipcias, que con estos comicios concluyen la hoja de ruta diseñada por los militares tras el golpe de Estado contra el presidente islamista Mohamed Mursi hace más de dos años.

El Ejército desplegará a 160.000 efectivos, en colaboración con la Policía, que aportará a 200.000 agentes, los cuales estarán presentes en los próximos dos días en torno a los casi 13.500 colegios electorales.

Todavía existen dudas sobre si las votaciones podrán celebrarse en la provincia del norte del Sinaí, donde los grupos armados han impedido que se llevara a cabo la campaña electoral y han amenazado a los candidatos, uno de los cuales fue asesinado el pasado mes.

Hoy comenzaron a votar los egipcios residentes en el extranjero, aunque son muy pocos los que están registrados en las embajadas y consulados en todo el mundo y los que han acudido a depositar su papeleta en las pasadas citas electorales.

Según el último censo oficial de 2014, hay 681.346 electores fuera de las fronteras de Egipto y tan sólo 30.531 votaron en la primera fase de las elecciones parlamentarias, lo que representa menos del 5 por ciento.