El turismo egipcio, aunque acostumbrado a lidiar con crisis, trata de sobrevivir al nuevo golpe provocado por el siniestro del avión ruso del pasado 31 de octubre, que causará unas pérdidas de al menos 273 millones de dólares en los próximos tres meses, según cálculos del Gobierno.

A la tragedia en la que murieron las 224 personas que volaban a bordo del aparato, se le une la catástrofe económica que supone para Egipto la suspensión de vuelos a la localidad turística de Sharm al Sheij decretada por Rusia y el Reino Unido, de donde proceden el 66 por ciento de los turistas de la ciudad.

La confirmación de Moscú de que la causa del siniestro fue la colocación de una bomba en el interior de la aeronave, algo que aún no ha corroborado El Cairo pese a la reivindicación del grupo terrorista Estado Islámico (EI), no ayuda a levantar el ánimo de unos habitantes que viven casi exclusivamente del turismo.

"El gran problema es que ahora es temporada alta para los rusos", explica el taxista Mohamed Kamal, que insiste en que Sharm al Sheij es "segura" y que ya ha habido "más problemas con aviones en otras partes del mundo como Estados Unidos el 11 de septiembre (de 2001)".

Los ingresos generados por el turismo en Egipto, que en 2014 ascendieron a 7.300 millones de dólares, suponen una de las principales fuentes de divisas en el país, junto con los generados por el tráfico del canal de Suez y las remesas enviadas por los egipcios que viven en el extranjero.

En las últimas semanas, el golpe al turismo egipcio ha sido tal que "125.000 reservas han sido canceladas" de cara a la temporada de Navidad, dice el director de la Federación Egipcia de Turismo, Elhamy Elzayat.

Para evitar que la caída sea tan dura, el Gobierno está "buscando nuevos mercados en países como Polonia, República Checa y Hungría", añade Elzayat.

Además, las autoridades también están negociando con la compañía estatal Egyptair para incrementar el número de vuelos "charter" entre Egipto y Francia, Bélgica y Holanda.

Asimismo, según Elzayat, su organización ha pedido ayuda al primer ministro, Sherif Ismail, para que la industria turística y aquellos ciudadanos que dependen de ella sobrevivan a esta crisis.

"Hemos solicitado la posibilidad de posponer el pago de impuestos y la seguridad social durante seis meses para los próximos dos años", señala el responsable turístico.

Estas propuestas se unen al plan aprobado esta semana por El Cairo para tratar de rescatar al sector turístico y que será financiado con cinco millones de dólares, según anunció el ministro de Turismo, Hisham Zazú.

Todo ello para evitar el completo desplome de esta industria en Egipto, que actualmente ocupa el décimo puesto en la región y el 83 a nivel mundial en el informe de 2015 sobre turismo y viajes del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).

Según el WEF, estos resultados están por debajo del potencial del país árabe, que se ve afectado por varios frentes.

"La actual inestabilidad está reduciendo la atracción de turistas internacionales y la disponibilidad de fondos para la inversión", señala el WEF.

A las malas cifras también contribuyen "la baja seguridad (136 puesto) y la relativamente limitada apertura internacional (115 posición)".

Asimismo, el organismo económico destaca a Egipto como un "buen caso de estudio" en cuanto al comportamiento turístico.

El texto señala que los ataques de 2005 en Sharm al Sheij y de 2006 en Dahab, ambas localidades en el sur de la península del Sinaí, causaron una caída del 8 por ciento de los ingresos turísticos procedentes del extranjero en 2006.

Además, subraya que la inestabilidad vivida durante la revolución que depuso en 2011 al entonces presidente Hosni Mubarak provocó que se perdieran un tercio de visitas internacionales, con una bajada de las llegadas desde 14 millones hasta 9,5 millones.

La misma historia se repitió dos años después, con el golpe de Estado que derrocó al mandatario Mohamed Mursi en 2013, cuando las 11.500.000 llegadas de turistas extranjeros en 2012 cayeron a 9.500.000 en 2013.

Un año después, en 2014, esa cifra ascendió hasta los 9.900.000 turistas extranjeros, lejos aún del récord de 2010, cuando llegaron 14.700.000 visitantes internacionales, según cifras ofrecidas por Elzayat.

Con ese objetivo aún más lejos de cumplirse debido a la reciente crisis provocada por el siniestro del avión ruso, el turismo egipcio trata de sobrevivir, como ha hecho en otras ocasiones, a esta nueva embestida de la que espera salir de nuevo, según Elzayat, "en tres o cuatro meses".