El primer ministro egipcio, Sherif Ismail, insistió hoy en que las investigaciones sobre el siniestro del avión ruso que se estrelló en la península del Sinaí el pasado 31 de octubre siguen sin esclarecer si fue un ataque terrorista, como afirman las autoridades de Moscú.

En una rueda de prensa en la localidad turística de Sharm al Sheij, en el sur del Sinaí, el jefe de Gobierno no confirmó las noticias ofrecidas hoy por el jefe del Servicio Federal de Información de Rusia, Alexánder Bortnikov, quien señaló que el aparato explotó por una bomba colocada en su interior.

Sobre lo declarado por Moscú, Ismail se limitó a comentar que las autoridades egipcias considerarán esos aspectos en los trabajos que lleva a cabo la Comisión de Investigación internacional que lidera su país.

Por su parte, el ministro egipcio de Aviación Civil, Husam Kamal, aseguró que esa comisión aún no ha confirmado las causas de la tragedia, que serán anunciadas "inmediatamente" después de que sean confirmadas.

La rueda de prensa tuvo lugar tras la celebración de una reunión del Consejo de Ministros en la misma localidad, hoy casi vacía de turistas, según pudo constatar Efe.

El objetivo de esa reunión fue "tranquilizar al mundo sobre la seguridad que rodea a las ciudades turísticas en Egipto, lejos de las intimidaciones difundidas por los medios occidentales".

En ese encuentro, los responsable gubernamentales debatieron también sobre las posibles vías para resucitar el turismo en Egipto, sobre todo el nacional, tras la suspensión de vuelos a varias localidades egipcias por parte de países como Rusia y el Reino Unido.

El Gobierno egipcio cifró en 254 millones de euros las pérdidas económicas que su país sufrirá por la caída del turismo como consecuencia de esta tragedia en un periodo mínimo de quince días y máximo de tres meses.

Para intentar paliar esta caída, las autoridades han lanzado una serie de medidas, como el abaratamiento temporal de los vuelos internos a la capital turística del mar Rojo.

Pocas personas paseaban hoy por la casi desértica "Carretera de la Paz", la vía principal de Sharm al Sheij.

Una de ellas era la británica Susan Coles, residente desde 2006 durante los meses de invierno en esta localidad del mar Rojo.

Esta jubilada declaró que ve correcto que el Gobierno británico se preocupe y aumente la seguridad.

No obstante, en su opinión, "debería haber trabajado junto a las autoridades egipcias y haberse asegurado de que las medidas de seguridad se pusiesen inmediatamente en marcha".

"El Gobierno británico sacó a todo el mundo de Egipto, y al día siguiente fueron las bombas en París. Y tienen el (tren) Eurostar yendo a París sin ningún problema", añadió.

Junto a su marido, Coles, decidió quedarse en Sharm al Sheij y rechazó los vuelos de vuelta proporcionados por el Ejecutivo de David Cameron.

"No volveremos al Reino Unido hasta mediados de diciembre, pensamos que hay tiempo suficiente para que rectifiquen. Si no lo hacen, simplemente tomaremos un avión vía Estambul o El Cairo y estaremos en casa por Navidad. No es un gran problema", detalló.

Del extranjero también llegó a Sharm al Sheij Mohamed Abdalá, un empresario egipcio de 33 años residente en Alemania.

"Confío en esta ciudad, he venido con mi familia. Si no fuera segura, no traería a mis hijos", dijo a Efe.

De la misma opinión es Mustafá Ismail, un ingeniero de 34 años, y natural de Alejandría, que viajó a esta localidad para celebrar su luna de miel.

Ismail explicó que eligió Sharm al Sheij como destino por deseo de su mujer y añadió que "Egipto es un país seguro, con algunos accidentes, pero no es algo habitual".

El turista egipcio, que visita esta localidad turística por segunda vez, aseguró que la ciudad "está completamente diferente; nadie en la playa, nadie en la calle, está muy mal, esto no es Sharm al Sheij".

Por otra parte, hoy también el Ministerio egipcio del Interior anunció que se han aumentado las medidas de seguridad en todos los aeropuertos del país.

Sin embargo, las medidas en los aeropuertos de El Cairo y Sharm al Sheij, al menos visiblemente, parecían las mismas que las existentes antes de la tragedia del avión ruso, que consisten en controles de equipaje y cacheos al entrar en las zonas de registro y embarque.