La decisión del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de rechazar el polémico oleoducto Keystone fue acogido hoy con alivio por los grupos ecologistas y con críticas por los republicanos, que habían luchado por su aprobación.

El Comité Nacional Republicano acusó a Obama y a la precandidata demócrata y exsecretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton de "ceder ante los grupos ecologistas extremistas" y de "virar tanto a la izquierda" que desatienden a la población en general, que "ha apoyado de forma abrumadora este proyecto", ya que "apenas impacta en el medioambiente".

Con esta decisión, Obama "renuncia a buenos trabajos para los estadounidenses" y, según el comunicado de prensa republicano, esta decisión es la causa directa de que el país tenga la mayor tasa de desempleo desde el Gobierno del también demócrata Jimmy Carter.

Para los republicanos, esta decisión es una nueva prueba de que "es hora de un nuevo liderazgo en la Casa Blanca".

El precandidato presidencial republicano Marco Rubio consideró el rechazo del oleoducto un "enorme error", pues, a su juicio, va en contra de "la seguridad energética" de Estados Unidos, lo que se ofrece a reparar cuando llegue a la Casa Blanca.

El también aspirante republicano a la Presidencia Jeb Bush reaccionó a la noticia en las redes sociales: "El rechazo al oleoducto de Keystone de la Administración de Obama, políticamente motivado, es un ataque autoinfligido a la economía y el mercado laboral estadounidense".

También para el presidente de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, el republicano Paul Ryan, el rechazo a un socio estratégico como la empresa canadiense TransCanada es "la decisión equivocada" y, aunque "no es sorprendente, es nauseabunda".

En cambio, para uno de los grupos ecologistas de mayor implantación en el país, Sierra Club, Obama ha escuchado la petición de millones de personas que alzaron la voz no solo contra el oleoducto, sino también "para el abandono de los combustibles fósiles".

Esta es la apuesta del presidente por "la prosperidad y la innovación" y cumple su promesa de "dejar los combustibles fósiles en el subsuelo, para ser reemplazados por la energía limpia", aseguró Sierra Club en un comunicado.

Dentro de las filas demócratas, en las que el proyecto tenía más detractores, el líder de la minoría en el Senado, Harry Reid, coincidió en la importancia de dejar una herencia positiva para el medioambiente con "la decisión correcta".

"El oleoducto Keystone favorece a los intereses especiales que quieren permitir que una petrolera canadiense exporte petróleo a China", lo que limitaría la "independencia energética" del país, insistió Reid en un comunicado.

El senador y aspirante demócrata a la Presidencia Bernie Sanders, que lideró el movimiento contra el oleoducto desde el primer día, aplaudió la decisión de "acabar con el proyecto de una vez por todas" y afirmó en un comunicado que era "insano" apoyar la extracción y el transporte de "uno de los combustibles más sucios de la Tierra".

Su rival por la candidatura demócrata Martin O''Malley recordó en Twitter que él también se opuso al proyecto desde el principio e insistió en que las energías limpias no son una quimera.