El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a insistir hoy en que son necesarias una reforma del sistema de justicia penal y más control de las armas de fuego, en un discurso de apoyo a la labor de los policías, que, dijo, a veces son el "chivo expiatorio" de los "fracasos" sociales.

"No podemos esperar que ustedes contengan y controlen problemas que el resto de nosotros no estamos dispuestos a enfrentar", sostuvo Obama en Chicago ante la reunión anual de la Asociación Internacional de Jefes de Policía.

Entre esos problemas, Obama citó la educación deficiente, la escasez de empleos y oportunidades, la ausencia de programas para tratar la adicción a las drogas y la existencia de leyes "que dan lugar a que en muchos barrios sea más fácil para un joven comprar un arma que un libro".

Además, el mandatario expresó su rechazo "a cualquier narrativa que busque dividir a la Policía de las comunidades a las que sirve", en referencia a las tensiones surgidas el año pasado, y que todavía perduran, a raíz de la muerte de varios afroamericanos desarmados a manos de policías.

La semana pasada, Obama defendió que el movimiento "Black Lives Matter", surgido como respuesta a esas muertes, plantea un problema "real" que el país tiene que "tomar en serio".

En la misma línea, hoy el presidente se refirió a la necesidad de que haya "un debate serio y sólido sobre la ecuanimidad en la aplicación de la ley".

Con sus declaraciones de hoy, Obama también quiso distanciarse de unos recientes comentarios del director del Buró Federal de Investigación (FBI), James Comey, quien dio a entender que el aumento del escrutinio a la labor policial en los últimos meses ha hecho que los agentes sean menos agresivos, lo que explica en parte el incremento del crimen en algunas ciudades del país, entre ellas Chicago.

Las evidencias disponibles "no apoyan la idea de que las fuerzas del orden en todo el país estén huyendo de hacer su trabajo", comentó a los periodistas en el avión presidencial rumbo a Chicago el portavoz adjunto de la Casa Blanca, Eric Schultz.

Obama también aprovechó su intervención de hoy para urgir, una vez más, a que se aprueben leyes para restringir la compra y posesión de armas de fuego.

Según Obama, 32 policías han fallecido por disparos en lo que va de año y "al menos una docena de niños han muerto a tiros este mes".

"Cerca de 400.000 estadounidenses han muerto por disparos de armas de fuego" desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, lo que equivale a "perder a toda la población de Cleveland o Minneapolis en los últimos 14 años", ejemplificó el mandatario.

Tener "menos leyes sobre el control de las armas no significa más libertad, significa más oficiales muertos. Significa más familias afligidas y más estadounidenses atemorizados acerca de que ellos o sus seres queridos podrían ser los siguientes", enfatizó.

Sobre la reforma del sistema de justicia penal con el fin de reducir las sentencias a los condenados por delitos no violentos relacionados con las drogas, que afectan principalmente a los hispanos y a los negros, Obama recordó de nuevo que las cárceles de Estados Unidos albergan al 25 % de los presos de todo el mundo.