El presidente palestino, Mahmud Abás, condenó con dureza la irrupción hoy de la Policía israelí en la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén este, donde se registraron decenas de heridos, en su mayoría con síntomas de asfixia, informó la agencia oficial palestina "Wafa".

A través de su portavoz, Nabil Abu Rudaina, el dirigente palestino denunció el "asalto" israelí "contra la mezquita y los fieles" que se encontraban en su interior, y aseguró que los lugares santos musulmanes y cristianos son una "línea roja que no debe ser traspasada" y que "no permanecerá de brazos cruzados ante estos asaltos".

El portavoz presidencial señaló que Abás ha intensificado los contactos con actores árabes y regionales, además de la comunidad internacional, en particular con Jordania, país responsable de la custodia de los lugares santos en Jerusalén Este en virtud del acuerdo de paz firmado con Israel en 1994.

Decenas de palestinos resultaron heridos, la mayoría con síntomas de asfixia, en un asalto protagonizado hoy por la Policía israelí a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, horas antes de que se inicie en Israel la celebración del Año Nuevo judío.

Fuentes de la Media Luna Roja (equivalente a la Cruz Roja), cifraron en al menos 110 las personas que requirieron asistencia médica como consecuencia de la entrada esta mañana de fuerzas policiales israelíes en el recinto que alberga la mezquita de Al Aqsa, tercera en la jerarquía del islam, ubicada en territorio ocupado por Israel en 1967.

Amin Abu Ghazaleh, responsable de ambulancias de ese organismo, dijo que 20 heridos fueron trasladados al Hospital al-Makased, en Jerusalén Este, entre ellos tres con lesiones en el pecho y uno en la cabeza, informó la agencia local "Maan".

Las fuerzas de seguridad tiraron abajo la puerta principal del santuario musulmán y se hicieron con el control de la zona poco después, en medio de una batalla campal con gases lacrimógenos y granadas de estruendo lanzadas por las fuerzas israelíes.

La Policía israelí informó de que sus fuerzas entraron en el recinto sagrado tras recibir asesoramiento de los organismos de inteligencia que advirtieron de que grupos de palestinos se preparaban para provocar desórdenes, añadió la fuente.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró en un comunicado que su país actuará "con todos los medios a su alcance para preservar el statu quo y el orden público en el Monte del Templo" y que tiene "la obligación de actuar contra los que violan la ley, con el fin de preservar la libertad de culto en el lugar".