La formación izquierdista Syriza, liderada por Alexis Tsipras, se alzó con una clara victoria en las elecciones generales celebradas ayer en Grecia al obtener el 36,1% de los votos, con el 75% de los sufragios escrutado. De acuerdo a estos datos, Syriza obtendría 149 escaños, y se encontraría por tanto a tres diputados de lograr la mayoría absoluta. Los conservadores de Nueva Democracia, el partido del primer ministro Andonis Samarás, obtuvieron un 28,1 % de los votos, lo que supone 77 de escaños, mientras que el tercer lugar lo ocupan los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,3 % de los sufragios y 17 escaños.

Le siguen los centristas del nuevo partido To Potami (El Río), con un 5,9 % de los votos y 16 escaños. A continuación se sitúan los comunistas del KKE, con el 5,4 % y 15 escaños y el hasta ahora cogubernamental Pasok (socialdemócratas), del viceprimer ministro Evángelos Venizelos, con un 4,7 % de los votos, que se traduce en 13 escaños. En la cola de partidos está la formación Griegos Independientes, derecha nacionalista, con un 4,7 % y 13 escaños.

Fuera del Parlamento se queda el partido del exlíder de Pasok y antiguo primer ministro Yorgos Papandreu, que no alcanza el 3 % necesario.

Syriza se centró en una campaña contra las políticas de austeridad de la UE y contra la sumisión a la troika. "El pueblo le ha dado un mandato claro" a Syriza, lo que supone que Grecia cambia de rumbo y "deja la austeridad tras cinco años de humillación", dijo Tsipras al dirigirse a los ciudadanos desde un palco colocado ante la universidad de Atenas.

"Hoy el pueblo griego ha escrito historia", exclamó el líder izquierdista. Tsipras afirmó también que la decisión del pueblo griego hace que la troika de acreedores (integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) "sea pasado". No obstante, dejó claro que "el nuevo Gobierno negociará con nuestros socios europeos", y añadió que presentará su propio plan de reformas "sin nuevos déficit, pero tampoco sin superávit irrealizables".

Tsipras tendió la mano a los que no han votado por él y afirmó que en estas elecciones no hay "ni vencedores ni vencidos" y que formará un gobierno "para todos los griegos". "Hoy (por ayer) perdió la Grecia de los oligarcas y de los corruptos", y "ganó la Grecia del trabajo, del conocimiento y de la cultura... Ganó la Grecia que lucha y tiene esperanza", dijo el líder izquierdista entre los vítores de sus seguidores, que lanzaron incluso fuegos artificiales.

El gran derrotado de la jornada fue el primer ministro Andonis Samarás y sus conservadores de Nueva Democracia. Samarás evitó felicitar a su rival en público, pero, según la televisión estatal, lo hizo por teléfono.

El primer ministro saliente afirmó que espera que "no se cumplan mis previsiones", y aunque no precisó a qué se refería, aludió con ello a los malos augurios pronunciados durante su campaña electoral para el caso de una victoria de Syriza.

Uno de los vencedores de la jornada fue el partido neonazi Amanecer Dorado, pese a tener a la mayor parte de su cúpula en la cárcel por presuntos delitos criminales.

La probable clave del futuro gobierno la constituye el partido centrista To Potami (El Río), que acabó en la cuarta posición.