La prisión provisional para el ex primer ministro luso, José Sócrates, detenido desde el pasado viernes como sospechoso de corrupción, ha agravado aún más el estado de sorpresa y conmoción en Portugal por el que ha sido el primer arresto de un ex jefe de Gobierno luso.

Después de una larga y tensa espera, el abogado de Sócrates, Joao Araújo, y, minutos después, una portavoz del Tribunal de Instrucción Criminal de Lisboa confirmaron que el magistrado encargado del caso decretó para el dirigente socialista la medida cautelar más dura, la prisión provisional.

A Sócrates se le aplica la prisión provisional por los delitos de "fraude fiscal cualificado, blanqueo de capitales y corrupción", dijo la portavoz del Tribunal, donde durante todo el día reinó el caos informativo y el hermetismo.

Para el letrado del ex primer ministro se trata de una medida "injusta e injustificada", que ya ha anunciado que va a recurrir.

Además del ex dirigente político, el juez Carlos Alexandre determinó el arresto en el marco de la misma operación del empresario y amigo íntimo de Sócrates Carlos Santos Silva, el abogado Gonçalo Trindade Ferreira y el chófer, Joao Perna.

Alexandre decretó también prisión provisional para el empresario y el chófer, mientras que en el caso del abogado le prohíbe comunicarse con los detenidos y abandonar el país, y le obliga a presentarse semanalmente ante el Departamento Central de Investigación y Acción Penal.

La divulgación de la deliberación del magistrado "estrella" de Portugal estuvo repleta de suspense y desorganización, y se produjo más de cuatro horas después de lo anunciado.

Aunque Sócrates había dejado de declarar ante el juez desde el inicio de la tarde, se informó, en un primer momento, que las aguardadas medidas se conocerían a las 18:30 horas locales a través de un portavoz del Tribunal.

Más tarde, se cambió la hora, a las 19:30 horas, y el formato, pues se distribuiría un comunicado en el que informaría de las eventuales medidas a aplicar tanto a Sócrates como a los otros tres arrestados en el marco de esta operación.

La complejidad e impacto mediático del caso es una de las razones atribuidas por la demora.

Según el procedimiento habitual, el Ministerio Público solicita o no medidas cautelares y, en caso de que las pida, los letrados de la defensa tienen la oportunidad de contestar su petición, aunque es el juez Alexandre quien adopta una decisión final.

Detenido la noche del pasado viernes en el aeropuerto de Lisboa, nada más llegar en un vuelo procedente de París, Sócrates, de 57 años, ya ha pasado tres noches en dependencias de la Policía de Seguridad Pública (PSP) de la capital lusa como sospechoso de fraude fiscal, blanqueo de capitales y corrupción.

Ante el mutismo oficial, sólo se sabe, a través de la Fiscalía General de la República portuguesa, que la investigación por la que fue detenido se inició por la detección de "operaciones bancarias, movimientos y transferencias de dinero sin justificación".

Medios portugueses han especulado con las dudas que despierta entre las autoridades la elevada fortuna del antiguo jefe de Gobierno socialista, que calculan asciende a unos 20 millones de euros, a los que suman otros tres millones de euros en los que está valorado un piso de lujo que compró en París.

El papel que jugaba el chófer de Sócrates es una de las claves de la investigación en contra del antiguo líder del Partido Socialista (PS) portugués y jefe del Gobierno entre los años 2005 y 2011, según los medios locales.

Dentro del PS, actualmente principal partido opositor y favorito para las elecciones legislativas de 2015, todavía hay signos de estupefacción y dolor por lo ocurrido.

El vicepresidente parlamentario del partido, José António Vieira da Silva, que fue además ministro en los gobiernos de Sócrates, fue uno de los dirigentes más expresivos.

"Lo veo con dolor. Trabajé varios años con José Sócrates y la imagen que tuve y tengo de él, no es la que se ha divulgado en los últimos días", lamentó hoy Vieira da Silva.

El recién estrenado secretario general socialista, el popular y carismático alcalde de Lisboa, António Costa, hizo hincapié en que hay que distinguir entre la amistad y la solidaridad, por una parte, y la acción política del partido, por otro.

Subrayó, no obstante, que su partido no va a eliminar la "foto" de nadie.

Más parco, el diputado Jorge Lacao, que ocupó funciones de Gobierno con Sócrates, se declaró "consternado", pero subrayó que lo importante es "la acción política" del partido.

La presidenta del PS, Maria de Belém, aseveró que el caso Sócrates es únicamente "una cuestión de la justicia" e insistió en que "una cosa es la política, otra la justicia".