Chile rindió hoy homenaje al presidente Salvador Allende, fallecido hace 41 años durante el golpe de Estado que lideró el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973 y que dio paso a una dictadura militar que causó miles de muertes y desapariciones.

La presidenta Michelle Bachelet encabezó en el Palacio de La Moneda la principal ceremonia conmemorativa, pero los actos de recuerdo y homenaje se repitieron en antiguos centros de reclusión y tortura del régimen, como Villa Grimaldi y Londres 38.

En la sede de Gobierno, el mismo lugar en el que Allende se quitó la vida el día de la asonada militar, más de 400 personas honraron la memoria del mandatario socialista.

Entre los invitados a la ceremonia estaban Isabel Allende, presidenta del Senado e hija del fallecido presidente, antiguos colaboradores de su Gobierno (1970-1973), los expresidentes Eduardo Frei y Ricardo Lagos y parlamentarios de los partidos oficialistas.

La presidenta Bachelet destacó en su discurso que el 11 de septiembre representa una fecha "de dolor y de pérdida" para la sociedad chilena, pero evoca también la valentía de hombres y mujeres que perdieron la vida por defender la democracia.

"Hoy, nuevamente en democracia, Chile no ha perdido la memoria; Chile no ha olvidado a sus hijos perseguidos, a sus hijos exiliados, a sus hijos ejecutados, a sus hijos detenidos desaparecidos", sostuvo.

"Si hay una lección aprendida tras el golpe es que en Chile no hay ni puede haber espacio para la violencia", añadió la mandataria.

Estas palabras de Bachelet cobran un sentido especial, más allá del contexto del golpe de Estado, por el atentado explosivo que se registró el lunes pasado en el metro de Santiago y que causó 14 heridos.

La mandataria condenó todo tipo de violencia y reivindicó la vocación chilena de "vivir en paz y tranquilidad" en un momento en que los ataques explosivos que se han registrado de forma esporádica en el último tiempo han puesto en alerta a la ciudadanía.

Bachelet reiteró el llamado que ha hecho estos últimos días para que los civiles y militares que tienen información sobre el paradero de los cuerpos de detenidos desaparecidos en la dictadura la entreguen a las autoridades.

"Basta ya de esperas dolorosas y de silencios injustificados, es el momento de hermanarnos en la verdad, y para ello es fundamental que quienes tienen información relevante (...) la entreguen", señaló.

Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue cuando Bachelet, acompañada por Isabel Allende y otros familiares del mandatario, hicieron una ofrenda floral en el Salón Blanco del palacio presidencial, que recrea el lugar en el que Allende se suicidó.

Isabel Allende quiso rendir homenaje a quienes perdieron la vida por recuperar la democracia, algo que finalmente ocurrió en 1990, y aseguró que seguirá apoyando a las agrupaciones de víctimas que aún reclaman verdad y justicia.

La vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Mireya García, dijo que Salvador Allende fue "la primera víctima" de la dictadura y un ejemplo de "gallardía y consecuencia".

Sobre el llamado de Bachelet para la entrega de información del paradero de las víctimas desaparecidas, García aseguró que considera "difícil" que a estas alturas las personas que saben algo decidan contarlo, pero resaltó la importancia de insistir en el tema.

"No podemos seguir con esta mentira institucional que dice que no hay información cuando todos sabemos que sí hay, y debemos avanzar en lo que este país necesita, que es encontrar a sus desaparecidos y que se haga justicia", explicó.

En la misma línea se expresó el expresidente Eduardo Frei (1994-2000), quien acusó al Ejército de no haber colaborado con la Justicia en la investigación de la muerte de su padre, el también exmandatario Eduardo Frei Montalva, que gobernó el país entre 1964 y 1970.

Frei Montalva murió en circunstancias no aclaradas en enero de 1982, en una clínica de Santiago, tras ser sometido a una cirugía digestiva, cuando lideraba una incipiente oposición a la dictadura de Pinochet.

La conmemoración del 11 de septiembre suele ser en Chile una jornada conflictiva en las calles de algunos barrios populares de Santiago, en los que encapuchados de grupos antisistema levantan barricadas y se enfrenten a la policía.

El cuerpo de Carabineros ha reforzado su dispositivo de seguridad debido al clima de tensión que se ha generado en el país a raíz del atentado del lunes pasado.

Durante la madrugada de este jueves se registraron incidentes aislados en algunos puntos de la capital.

Una mujer de 68 años murió horas después de recibir un balazo en la cabeza, aunque la policía investiga si el suceso está relacionado con los disturbios habituales y trabaja con la hipótesis de que la víctima fue alcanzada "por una bala loca".