La presidenta del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, continúa buscando los apoyos de al menos otras seis formaciones de nacionalidades distintas para constituir un grupo propio euroescéptico en el Parlamento Europeo (PE) y europeizar así su histórica victoria en Francia.

El escaño que no consiguió el partido nacionalista eslovaco y el paso atrás de los demócratas suecos, que prefieren estudiar sus opciones antes de dar el sí definitivo a la líder del FN, han complicado a Le Pen la formación de su grupo, que tiene intención de llamarse "Alianza Europea por la Libertad".

En su primera conferencia de prensa en Bruselas tras convertirse en la primera formación en Francia en las europeas, Le Pen, que cosechó gran atención mediática, apareció junto a los representantes de las cuatro alianzas políticas que ya tiene en su haber para conseguir su objetivo: el holandés Partido por la Libertad (PVV), el FPO austríaco, la Liga Norte italiana y el Vlaams Belang belga.

Juntos suman de momento ya 38 eurodiputados, pero son solo de cinco países comunitarios, cuando es necesario que procedan de al menos siete.

Le Pen aseguró en varias ocasiones que no tiene "ninguna inquietud" sobre la posibilidad de crear grupo, lo que dio por hecho.

Tener grupo parlamentario le permitiría contar con mayor financiación de la Eurocámara y le aseguraría más tiempo de intervención en el hemiciclo, entre otros beneficios.

"La existencia del mismo será, además, la prueba de que una Europa fraternal respetuosa con las soberanías nacionales debe y puede existir", declaró la líder del FN, que el pasado domingo consiguió que su formación multiplicará su presencia de 3 a 23 escaños.

Por su parte, el líder xenófobo holandés Geert Wilders enfatizó ante la prensa el argumentario que comparte con la jefa de la extrema derecha francesa y sus nuevos socios, la defensa de la soberanía nacional por encima de todo y, concretamente, de Bruselas.

Marine Le Pen explicó que mantiene contactos con varios partidos, aunque prefirió no especificar qué formaciones porque, señaló, "todo proceso de negociación exige discreción".

La presidenta del FN no eludió reconocer que "hay más personas intentando hacer grupo y negociar apoyos", en referencia al líder del UKIP británico Nigel Farage, que tampoco está todavía en condiciones de tener grupo parlamentario propio.

A propósito de los ataques vertidos por Farage hacia el FN, al que ha calificado durante la campaña de racista y antisemita, Le Pen dijo que se trata de "una estrategia" del británico, pues "al fin y al cabo él también tiene la intención de volver a formar grupo propio".

Farage, que lideraba en la última legislatura el grupo de la Europa por la Libertad y la Democracia (EFD), no puede por el momento renovar la alianza, pues la Liga Norte italiana ha preferido pasar los próximos cinco años con Le Pen.

Un partido clave para decidir quién consigue formar grupo finalmente, además del Cinco Estrellas del cómico italiano Beppe Grillo, será el de los demócratas suecos, que podrían decidirse por uno u otro.

Le Pen descarta hacer grupo con partidos como los neonazis griegos de Amanecer Dorado, los húngaros de Jobbik o el búlgaro Ataka.

En sus respuestas a las preguntas de la prensa, la presidenta del FN se mostró especialmente arisca con los profesionales franceses y señaló que tanto grandes partidos como los medios de comunicación intentan "demonizarla" y "caricaturizarla".

Su padre, Jean-Marie Le Pen, fundó precisamente en 1984 el primer grupo euroescéptico de la Eurocámara, que llevó el nombre de "Grupo de las Derechas Europeas" y se nutrió del Movimiento social neofascista italiano MSI, la Unión Política Nacional griega (Epen) y el partido unionista de Irlanda del Norte, entre otros.

A las puertas del Parlamento Europeo se congregaron alrededor de 2.000 personas, según la policía belga, que mostraron su repulsa a las tesis de Le Pen y Wilders en contra de la libre circulación y la población romaní.

Las fuerzas euroescépticas, que han vivido un auge en buena parte de países de la Unión Europea (UE) a raíz de la crisis económica, sumarán en la futura Eurocámara un centenar de escaños, según los últimos resultados dados a conocer.