Italia se vio ayer inmersa en la polémica generada en torno a la actitud que mantuvieron los equipos de rescate tras el naufragio este jueves del barco de inmigrantes frente a la isla de Lampedusa y la aplicación, a partir de ahora, de la dura legislación migratoria vigente.

El mal tiempo, con fuertes vientos y que dejó un complicado estado del mar, hizo que los buzos de la Guardia Costera italiana tampoco pudieran este sábado sumergirse en el mar para intentar recuperar los cuerpos de algunos de los aún más de doscientos desaparecidos que se cree que pudieron fallecer en el naufragio.

A la espera de una posible mejoría de las condiciones para hoy que pueda permitir encontrar nuevos cadáveres, la atención se centró este sábado en los 155 supervivientes del naufragio, que, por el momento, deja un balance de 111 cadáveres recuperados.

Los supervivientes, una vez identificados, serán investigados por la Fiscalía de Agrigento, la cabecera judicial de Sicilia a la que pertenece Lampedusa, por un supuesto delito de inmigración ilegal, un formalismo que se lleva a cabo siempre en estos casos en Italia en aplicación de la legislación vigente.

Desde que entró en vigor la última ley en agosto de 2009, tras su aprobación por parte del Ejecutivo de Silvio Berlusconi, con la Liga Norte en el Ministerio del Interior, Italia cuenta con el delito de inmigración ilegal.